«De niño, a Quique Dacosta no le gustaba la comida que muchas veces le cocinaba la abuela en su casa de Jarandilla de la Vera». Así presenta el periodista Antoni Reig la historia de un personaje que, a la vista está, acabó retorciendo su propio guion hasta convertirse en un chef con estrella (tres) Michelin, acaso el más popular en el territorio valenciano. El secreto de Quique Dacosta (Reclam editorial) es el título de un libro que pertenece a una colección con la que la editorial responsable va componiendo una especie de santoral autóctono.

«Ofrecer un abanico de referentes» a los más pequeños es el objetivo de libros como este, comentaban ayer en la presentación de la obra, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés. El relato sobre Dacosta pretende transmitir los valores de la «perseverancia y el esfuerzo» que en la editorial han encontrado en la biografía de Dacosta. «Un cuento es un ejercicio de imaginación y yo no he fabulado nada, porque eso lo ha puesto el protagonista», resaltaba el propio autor de la narración, descartando también que se trate de una biografía; «biocuento» en todo caso, señalaba Reig. El escritor, dianense como el protagonista de su historia, le pidió tres anécdotas para tejer el relato: el plato que se le atragantaba de la abuela, su primera y desastrosa receta? La historia sencilla que plantea Reig recorre el inicio del chef, que se fijaba en los productos y los vecinos de Dénia, al tiempo que fregaba platos en una pizzería.

La obra sirve para abrillantar la aureola mediática de un chef que, en realidad, quería ser David Guetta. «Me vine a Dénia un verano con casi 2.000 pesetas que recaudé recolectando frambuesas, rosellas y tabaco. Vine para ser DJ. Si me dicen que iba a ser cocinero me quedo en Jarandilla», comentaba ayer, divertido, Dacosta. «Mi madre me dijo que con 14 años no iba a trabajar en una discoteca. Vivía en la calle Huerto 7, de pescadores. Me había venido a un país distinto y no conocía a nadie así que busqué trabajo. Tuve la suerte de que me escogieron en un bistró», ahondaba sobre sus orígenes el chef, que se declara un «autodidacta» que encontró sus referentes en los libros. «El primero fue Michel Guérard. Cocinaba su entorno, su libro La cocina esbeltez estaba en la chimenea de aquel restaurante y expresaba una cocina que yo veía más bien poco a mi alrededor», contaba el cocinero, que entonces empezó a driblar a su destino de pinchadiscos. «Hoy me ha llegado un libro de Michel dedicado. Ya me puedo retirar», reía Dacosta.

Su relación con Dénia

La figura del chef es indesligable de Dénia, ciudad a la que llegó de adolescente y la que, en el camino de las tres estrellas del cocinero, se ha convertido en Ciudad Creativa, dice la Unesco. «Yo he aportado muy poco. Al revés, soy el primer beneficiario de Dénia, beneficiario del trabajo sordo de los pescadores que van cada mañana a por la gamba. Soy el que se lleva los aplausos», confesaba el chef. Decía Dacosta, cuya generación de cocineros ha adquirido el relumbrón de las estrellas del rock, que nunca imaginó que acabaría en un cuento. Ha dado a parar con sus huesos en la ficción un individuo que dice que, cuando piensa en su carrera, «ya está». No le quedan escenarios por conquistar.