El mexicano Juan Pablo Villalobos se proclamó ayer ganador del XXXIV Premio Herralde de novela con su obra No voy a pedirle a nadie que me crea, mientras que la finalista fue la novela Amores enanos, de Federico Jeanmaire. El ganador se impuso entre las cinco novelas finalistas de las 512 presentadas al galardón, dotado con 18.000 euros; y el jurado destacó la gran calidad literaria de la novela Cómo dejar de escribir, de Esther García Llovet, que también será publicada por Anagrama durante el primer trimestre de 2017.

No voy a pedirle a nadie que me crea, la frase del título es también la advertencia que los distintos narradores y personajes de la novela lanzan con frecuencia en esta historia, en la que lo corriente se transforma en un delirio, en la que lo raro acaba siendo normal y en la que el lector es invitado a reirse. El protagonista tiene el mismo nombre que el autor, Juan Pablo Villalobos y, como él, llega a Barcelona becado para escribir su tesis doctoral.

La novela arranca con su primo que mete al protagonista en un lío monumental que convierte su estancia en Barcelona en una especie de novela negra de humor también negro. Villalobos confesó que esta novela nació de una crisis literaria y existencial que tuvo durante su estancia en Barcelona: «Llegué hace 13 años. Llegó un momento que me parecía que no podía seguir escribiendo mis novelas como si viviera en México, no me sentía cómodo».

El autor contó que su obra es «híbrida» en estilos y en tradiciones literarias». La novela, que se publicará el 30 de noviembre, es humorística, y además «explora los límites del humor» en una época de lo políticamente correcto, en la que según Villalobos se han establecido demasiados límites al humor en «un contexto en el que se vive en lo literal sin ver la ironía, la parodia o los segundos sentidos».