«Abrimos Valencia a Japón para el deleite de las personas sensibles a la belleza». Esa fue una de las frases de Rafael Company, director del MuVIM, en relación a la muestra sobre arte nipón «Mirar lo visible y lo invisible», cuya presentación se realizó de manera conjunta con «Railowsky», la muestra organizada con motivo del 30 aniversario de la galería de fotografía del Cap i Casal.

Es la primera vez que este centro de la modernidad presenta a la vez dos exposiciones aparentemente alejadas entre sí, ya que la primera ocupa imágenes y estampas japonesas del siglo XVIII al XIX de Massao Okinaka y la segunda fotografías en blanco y negro de diez fotógrafos de entre la década de los 50 y 70. «No siempre tenemos que mantener unidades temáticas. Una de las exposiciones „como es «Railowsky»„, cuenta con una dimensión valenciana que se proyecta hacia lo universal, gracias a las fotografías de artistas como Jürgen Schadeberg. Y la otra es al revés, lo universal se proyecta hacia nosotros», explicó Company, quien defendió que la muestra nipona se encuentra en «plena coherencia» con el MuVIM por su preocupación por las «artes gráficas», ya que las obras de Okinaka presentan técnicas propias de la tradición japonesa, como la pintura de brocado, la pintura sobre seda o la xilografía. Company ya adelantó tras su nombramiento en 2015, que la programación mantendría la dedicación a la obra gráfica, la fotografía y una «mirada al pensamiento desde la Ilustración hasta la actualidad».

«Mirar lo visible y lo invisible» cuenta con un total de 200 obras realizadas o adquiridas a lo largo de su vida por el artista Massao Okinaka (1913-2000), que emigró a Brasil antes de la Primera Guerra Mundial tras el convenio firmado entre Japón y el país latinoamericano a causa de la crisis demográfica nipona. Este éxodo creó el primer importante asentamiento japonés en el extranjero. Allí estableció Okinaka una escuela de sumi-e, una técnica de dibujo monocromática que se expandió por Brasil.

«El arte japonés tuvo una gran influencia en el impresionismo, la arquitectura y la decoración. Esta es la mayor exposición de estampa japonesa que se ha hecho en Valencia», aseguró ayer Amador Griñó, director de exposiciones del MuVIM, que fue el encargado de presentar al comisario de la muestra, Roberto Okinaka, hijo del artista. Fuentes de la Diputación señalan que la celebración de esta exposición podría deberse únicamente a la amistad del comisario brasileño-japonés con Griñó „el diputado de Cultura Xavier Rius no asistió a la inauguración„, aunque eso fue desmentido por el director del museo, quien aseguró que «los valencianos se beneficiarían si abundaran los contactos de los museos con artistas del calado de Okinaka».

Una parte de la muestra consta de 20 obras shunga, pinturas de contenido erótico „algunas sobre seda„, que ejercían una función pedagógica dentro del ajuar de las jóvenes. Estas se encuentran en un espacio apartado de la exposición.

30 años de Railowsky

La segunda exposición, que trata de homenajear la trayectoria de la librería valenciana en su 30º aniversario, abarca un total de diez fotógrafos que han expuesto en la galería, como Xavier Miserachs, Joan Colom, Cristina García Rodero o el prestigioso artista alemán Jürgen Schadeberg, autor del famoso retrato de Nelson Mandela durante su periodo en la cárcel. En esta selección, se encuentran tres fotógrafos valencianos, como Joaquín Collado, José Miguel de Miguel y Francesc Jarque, fallecido el pasado mes de septiembre.

Esta muestra, que permanecerá enhasta febrero, es la primera de las tres que se realizarán por el aniversario de la galería. La segunda se llevará a cabo en La Nau en el mes de enero, y la tercera en la Facultad de Bellas Artes de la Politècnica de València. «En el MuVIM hemos reunido a los fotógrafos más tradicionales, aunque no por ello se pierde el estilo underground de Railowsky, que siempre ha defendido la contracultura», aseguró Juan Pedro Font de Mora, comisario de la exposición.

Collado, Schadeberg y Miserachs acudieron anoche a la inauguración de la muestra, que pretende unir el bagaje de los diez artistas a través de la fotografía documental. La exposición finaliza con una frase de Francesc Jarque: «La fotografía tiene la virtud de provocar y si las imágenes provocan, pues que provoquen y si quieren quemar la exposición, que la quemen». «Ahí queda eso», añadió el comisario.