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Ganadería de la temporada

Orgullo del campo bravo

«Dalia», «Malagueño» y «Camarín» acompañan a «Cobradiezmos» en el podio de toros célebres de la temporada

Orgullo del campo bravo

Uno de los hitos de la temporada ha sido, sin duda, la tarde en que Manuel Escribano indulto a «Cobradiezmos» en Sevilla. Un ejemplar que, según su criador, «se entregó con una profundidad e intensidad vistas en contadas ocasiones». El toro, muy armónico de hechuras, fue recibido a porta gayola por el diestro de Gerena. Embistió de salida con prontitud, codicia y una acometividad superlativa. Su pelea en el caballo no resultó lo espectacular que se esperaba, pero aún así se arrancó con prontitud tras escarbar brevemente y recibió una segunda vara en todo lo alto. Lo mejor estaba por llegar. La pelea del Victorino en el último tercio de la lidia fue un derroche de clase y bravura, con los morros embadurnados de albero de tanto humillar. La actitud de Escribano, de una entrega sin reservas, posibilitó una pelea que alcanzó su punto álgido sobre la mano izquierda. El bello animal no paraba de embestir y se escucharon las primeras voces solicitando que se le perdonase la vida. La petición tomó cuerpo y acabó en clamor. Un flamear de pañuelos con la gente puesta en pie que el presidente no tuvo más remedio que atender. Dos orejas simbólicas para el matador y una vuelta al ruedo acompañado del ganadero entre las ovaciones y los vítores del respetable.

Los indultos de «Plebeyo» y «Platónico», aunque en un tono menor respecto al acontecido en la Real Maestranza, también han tenido su importancia durante la temporada. El primero, conseguido en Calasparra de manos de Curro Díaz, fue ejemplar de una humillación reseñable al que el de Linares le hizo las cosas despacio y con torería. El segundo, ocurrido en Illescas, un astado que resultó bravo, de una extraordinaria clase y humillación, le perdonó la vida Gómez del Pilar. Una inmejorable manera de celebrar los cincuenta años de existencia de este hierro ganadero, emblema de la cabaña brava española.

Póquer de ases

A «Cobradiezmos» de La Maestranza hay que sumarle cuatro toros más lidiados en Las Ventas que completan la baraja de los grandes toros sorteados en plazas de primera categoría durante la temporada 2016. «Dalia», de la ganadería de Victoriano del Río, número 56, de 580 kilos, quinto de la tarde el día de la Beneficencia, serio de pitones pero precioso de hechuras y con el ritmo, la calidad, la humillación y la profundidad suficiente en su embestida para que José María Manzanares cortara, con más clase que hondura, dos orejas con un primoroso toreo al natural. El torero alicantino fue premiado al triunfador y a la mejor faena de San Isidro gracias a la buena faena con «Dalia» y Victoriano del Río, con la mejor corrida del ciclo venteño.

«Malagueño», marcado con el número 1, de la ganadería de Alcurrucén, cinqueño, lidiado por David Mora, fue galardonado con la vuelta al ruedo póstuma y con el trofeo al mejor animal lidiado en San Isidro. El torero brindó su faena y muerte al que le salvó de ella: el doctor García Padrós. El toro lució una bravura excepcional e incasable en todos los tercios, fue extraordinariamente picado por Israel de Pedro, y tuvo una gran clase y durabilidad por ambos pitones en la muleta. El diestro de Borox, que volvía a Las Ventas dos años y cuatro días después, estuvo estético y cortó las dos orejas de «Malagueño», otro Alcurrucén para la historia.

«Camarín», con el número 37 y de 560 kilos de peso, fue un magnífico toro de Baltasar Ibán al que Alberto Aguilar cortó una oreja y fue el mejor astado de la isidrada para el Consejo General de Colegios Veterinarios. Un animal de capa negro listón, chorreado, bragado meano y axiblanco con un torrente de casta y repetidor con gran fijeza en su embestida que mereció de sobra la vuelta al ruedo, como también la mereció «Saltillo I», cinqueño, negro listón número 587 y de 504 kilos, un gran ejemplar Palha lidiado en la última corrida de la temporada en Madrid, con tres toros de la divisa portuguesa ovacionados en el arrastre y los seis llenos de interés. El pupilo de Joao Folque fue castigado en su buena y fuerte pelea en el tercio de varas pero se comió con su brava condición la muleta del mexicano Arturo Macías, que solo estuvo dispuesto y le superó la situación.

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