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Perfecto dibujo del movimiento

Pinoxxio

Teatro Principal (valencia)

De Ananda Dansa. Bailarines-intérpretes: Ana Luján, Toni Aparisi, Paloma Calderón, Esther Garijo, Miguel Machado, Cristina Maestre, Sara Canet. Iluminación: Emilio Lavarias. Vestuario: Pascual Peris. Música: Pep Llopis. Director de orquesta: José Luis Bueno. Coreografías: Toni Aparisi. Dirección de escena y dramaturgia: Édison Valls. Dirección coreográfica: Rosángeles Valls.

a hace algún tiempo que Ananda Dansa pensaa también en los espectadores más pequeños a la hora de producir sus espectáculos de danza-teatro; o más concretamente, de «poesía en movimiento». De ese empeño surgieron trabajos tan celebrados como Alicia, El mago de Oz o Peter Pan. Un notable repertorio que explica la perfección del presente espectáculo.

Y recurro al calificativo de perfecto porque creo que es lo que define, en una palabra, esta nueva apuesta por plasmar un cuento clásico desde su riqueza esencial, despojando la historia de sus aspectos iconográficos más conocidos para centrarse en lo sustancia. En este caso, del conocido cuento de Carlo Collodi, en cuyo título aparecen dos x que equivalen a los cromosomas femeninos que se insertan sin ningún problema.

Perfecto en el dibujo de los movimientos. Todo lo demás sirve para redondear a estos, las acciones, las actitudes, la música, el vestuario, el color€ Todo cuenta cosas, pero lo nuclear es seguir las delineaciones de dicho movimiento. La dirección coreográfica (Rosángeles Valls) consigue que no se deje un momento en pause por el que podemos despistarnos de lo que ocurre en escena (de la alegórica dramaturgia de Edison Valls), cuando no hay un efecto teatral lo hay poético o de momentos coreográficos que requieren nuestra atención. A ello se une la música efectiva y afectiva de Pep Llopis, que alcanza mayores resonancias por la actuación en directo de la Ensemble Orquesta Sinfónica Verum.

El minimalismo escenográfico (magníficos tubos voladores del principio) da protagonismo al cuerpo de baile, un portento de habilidad, ritmo y sincronía. En especial aumentan los latidos del corazón con los trazos corporales y gestuales de Ana Luján, y la siempre armoniosa y equilibrada presencia de Toni Aparisi, alma también de la coreografía.

En fin, un gran trabajo para todos los públicos en el sentido más literal de la palabra. Una lección de plasticidad tan agraciada que hasta nos olvidamos de la famosa nariz.

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