El nuevo álbum del músico valenciano Luis Prado puede parecer que nació casi por casualidad. Los temas que lo componen, sin embargo, han estado dos años en «barrica», tomando sabor y forma.
«En agosto de 2014, viajé a Madrid para una sesión de grabación en los míticos estudios La Cabaña, donde José Nortes grababa y producía un disco tras otro. La idea era doble: mostrarle las canciones de lo que luego se convertiría en Mis terrores favoritos, y grabar un puñado de versiones a piano y voz. Fui soltando una canción tras otra, hasta tener unas 30. La sesión resultó ser de lo más productiva. De aquella tarde son las tomas originales de Estoy gordo y Colgado de mí mismo, que aparecieron en Mis terrores favoritos (Hall of Fame Records, 2016)», dice Prado.
Lo que ahora ofrece el músico, bajo el título Luis Prado plays standards, son diez temas de artistas que van desde David Bowie o George Harrison pasando Antonio Vega, entre otros.
Cada uno de estos «clásicos» Prado lo lleva a su particular terreno, a su voz y a su piano. Y aunque, como autor es un «firme defensor del creador», no puede evitar estar de acuerdo en que cada versión es un mundo. «Cuando llevas tanto tiempo cantando es casi inevitable hacer la canción de otro autor medio tuya», señala el artista. A veces, dice en este sentido, «ni si quiera tienes la intención de modificar la canción, solo con tu voz, un leve cambio de ritmo o instrumentalización ya parece un tema más tuyo».
Para este disco se ha reservado diez títulos de las 16 versiones que le surgieron ante un encargo para el que preparó cuatro canciones. «No sabría decirte si estas diez son mis canciones favoritas ahora mismo, aunque seguro que lo fueron cuando las grabé», explica en alusión a aquel verano de 2014.
Recuerda que siempre ha ido «soltando» versiones en todas sus actuaciones en directo y que el público «siempre ha respondido muy bien». Algunas de las canciones de este disco, como Rock and Roll o Aquella chica de La Mode, las tocaba habitualmente; también Substitute de The Who, o The night they drove old Dixie down de The Band. Otras las escogió para la ocasión y nunca había tocado antes como Relojes en la oscuridad, de Nacha Pop. «Lo bonito de hacer versiones es que surgen de manera muy inmediata», explica.
Precisamente esa buena respuesta del público es también la que le hace disfrutar del proceso de versionar temas de otros: «Solo pienso en tocar algo que me gusta y que a la gente le gusta; es divertido pensar que le has dado un aire nuevo a una canción; las toco porque confío en el resultado, que va a gustar al público».
Prefiere no buscar un hilo conductor a las canciones que componen este trabajo. «Me lo preguntan porque son canciones muy dispares, pero en lo único en que coinciden es en que son versiones tranquilas, casi baladas», asegura. «En realidad „matiza„, el nexo en común son la voz y el piano, y que han sido grabadas en una misma tarde».
Sorpresas para el segundo
La selección de canciones para este disco „un primer volumen como revela su portada„ se ha dejado algunas por el camino que ya tenía grabadas; esas es posible que tengan su oportunidad, quizás, en el segundo volumen de versiones, que Prado no descarta afrontar en un futuro. Sobre qué podremos encontrar en él prefiere guardarse la «sorpresa». Pero sí deja algunas pistas. «Para este disco no hemos incluido ningún tema de The Rolling Stones y los toco mucho, así que para el segundo es posible que estén».
Tras este segundo trabajo en solitario, Prado, que ha colaborado con Miguel Ríos o M Clan, prefiere ir con calma y anda enfrascado y disfrutando del proceso de composición de nuevos temas.
