El Palau de la Música de València se abrió ayer más que nunca al público. Casi no quedó un resquicio del edificio que no se pudiera visitar en la jornada de puertas abiertas que celebró con motivo de sus 30 años de vida. Hasta el despacho del director del Palau, Vicent Ros, se abrió de par en par para recibir a cientos de visitantes, algunos sorprendidos tras comprobar que el propio Ros, acompañado en sus dependencias por la concejala de Cultura y presidenta del Palau, Glòria Tello, les recibía como a cualquier amigo.

En cierto modo así fue porque algunos de los que ayer quisieron pasear por el edificio del paseo de la Alameda lo conocen bien. Muchos «amigos del Palau» aprovecharon la jornada para pasear a sus anchas por el recinto, que ofreció durante cuatro horas recitales en distintos puntos del auditorio, visitas guiadas y hasta pudieron entrar a los ensayos de la Orquesta de València (OV), con el enérgico Yaron Traub al frente, que preparaban la «Sinfonía número 8 en Mi bemol ´de los mil´», de Gustav Mahler, pieza que protagonizará el viernes el concierto especial por las tres décadas de actividad y que se repetirá el sábado.

Manuel Bas, funcionario jubilado de València, recuerda la inauguración del edificio el 25 de abril de 1987. «No estuve pero lo leí en la prensa siendo aún algo joven», dice entre risas este «enamorado» del Palau, que viene «todo» lo que puede. «No me imagino la ciudad sin su Palau, València no sería la misma», señala. Al mismo tiempo aplaude iniciativas como la de la jornada de puertas abiertas que «nos permite a los ciudadanos conocer de cerca el Palau y poder disfrutar de ensayos como los de la Orquesta».

José Luis López es abonado del Palau desde hace cinco años y sostiene que «ha sido un placer descubrirlo» como lo pudo hacer ayer. De los inicios del Palau destaca que «no me imaginaba lo lejos que iba a llegar, pero me alegro que lo público llegue a tan buen puerto».

Los más jóvenes que ayer estuvieron visitaron el Palau eran, en su mayoría músicos, que ven «como un sueño» poder estar un día dentro del Palau, como un miembro más de la Orquesta.