«Responderé a vuestras preguntas, pero ya os aviso que no tengo el don de la comunicación a través de la palabra. Con el tiempo creé un idioma paralelo con el que me expreso mejor». Así se mostró el artista ilicitano Joan Castejón ayer durante la presentación de su retrospectiva en el Palau de Valeriola, sede de la Fundación Chirivella-Soriano. En ese espacio expositivo, de tres plantas, se exponen estos días 60 piezas fundamentales de la trayectoria artística de un artista valenciano que, según los organizadores, ha sido «omitido», «apartado». «Este es un ejercicio de justicia», aseguró ayer el director del Consorci de Museus, José Luis Pérez Pont, que presentó la muestra junto a Manuel Chirivella, presidente de la fundación, Carlos Arenas, comisario de la muestra, y el propio Castejón. «Él es referente para jóvenes artistas, y su trayectoria ha sido reconocida a nivel internacional», explicó Pérez Pont.

La muestra, que estará entre los muros de la Fundación hasta el 3 de septiembre, incluye dibujo, pintura y tres esculturas, donde el ilicitano habla de amor, soledad, compromiso social e incluso ahonda su perfil metafísico, con el que se adentra en una búsqueda interna con proyección universal. Castejón se ve a sí mismo como un «inventor de imágenes», que le permiten adentrarse en terrenos que derivan en el expresionismo, e incluso en el surrealismo. De hecho, Castejón «homenajea» con su obra a artistas como Picasso, e investiga su particular visión de la realidad desmenuzando anatómicamente sus personajes, ejemplo de ello es A Dora Maar (1980), presente en la muestra.

Las obras de Castejón se caracterizan por una sólida técnica artística - el ilicitano dibuja sirviéndose de su pulgar derecho- y un marcado compromiso social y político. De hecho, fue durante una manifestación del 1 de mayo en el año 1967 cuando el artista fue detenido por interponerse entre un policía y José Soler Vidal «Monjalés». El arrebato le costó tres años de cárcel en una época en la que sentía la imperiosa necesidad de dibujar. Incluso en la cárcel creó retratos y obras paisajísticas que hoy lucen en el Palau de Valeriola, como Dibuixos de la presó, 1967; Carcelaris, 1967; o El pensador de Teruel, 1968. Durante su época entre rejas -entre las que se incluye una segunda detención en Canarias en 1972- produjo más de 2.000 dibujos.

«Castejón hace posible la creación de una plaza para la reflexión, que permite al visitante no ceder ni un milímetro de su libertad personal», aseguró ayer Manuel Chirivella.

Cuenta pendiente con València

El virtuosismo anatómico y el quehacer artístico del ilicitano fue plasmado en La realidad de lo imaginario, el documental dirigido por Artur Balder estrenado en el MoMA de Nueva York en 2015. Pese a que este artista mantiene proyectos artísticos en México o Suiza, València parecía que le había olvidado. La última exposición de Castejón en el cap i casal de la mano de una entidad pública fue en 2005, cando expuso su serie dedicada al Quijote en el IVAM. La anterior ya se remonta a 1999 en la Fundación Bancaja, que expuso algunos de sus dibujos.

«Es la primera vez que veo mis obras juntas. Es emocionante», comentó el artista de 72 años. València fue escenario de sus inicios como artista, en la escuela de Bellas Artes de San Carlos. Inauguró en la ciudad su primera exposición en el año 1966, y a ella regresa ahora para depositar temporalmente toda su obra, que incluye su última pintura, Paisatge atmosfèric II, 2017.