«Una hiedra de siete cabezas». Así lo describió Antonio Moral, director del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), en referencia a la capacidad de Tomás Marco para hacer tantas cosas a la vez sin parar de componer. Su vasto catálogo musical, con más de 200 obras, no ha conseguido hacer sombra a su faceta como ensayista, crítico o gestor cultural.

El madrileño es considerado uno de los grandes compositores españoles de la historia y ha dejado su huella en entidades como el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), como director general, en la Orquesta y Coro Nacionales de España, como director-gerente o en el Festival Internacional de Alicante, como director.

«Evidentemente tuve la opción de irme a trabajar en el extranjero, pero nunca tuve una razón de peso para salir de España. Quería vivir aquí», asegura el compositor, Premio Nacional de Música. El grupo Ensemble Opera Diversa interpretará el próximo miércoles en la Sala Iturbi del Palau Concierto del agua (1993), en el marco del Festival Internacional de Música Contemporánea Ensems. «La escribí para un homenaje que se hizo a Andrés Segovia en Madrid. Era un momento en el que quería componer una obra que explotara más de cerca los instrumentos. Se ha tocado mucho», explica.

Marco asegura que la sociedad española desconoce el «potencial de sus compositores contemporáneos», y que la «crisis no ha ayudado a paliar el problema en los últimos años». «Para que la música contemporánea sea conocida hay que escucharla y programarla. Pero el receso de la economía ha restringido las posibilidades de programar ciertas cosas. La cultura ha sufrido mucho con la crisis de este país, y todavía no sabemos si nos hemos librado de ella», añade.

El compositor, que se formó con figuras como Stockhausen, Bruno Maderna o Theodor Adorno, cuenta con diez sinfonías y seis óperas, y ya trabaja en una séptima que verá la luz próximamente. «El 28 de julio estrenaré en El Escorial de Madrid -en versión de concierto- Tenorio, sobre el mito de Don Juan. También trabajo en otra con un libreto mío sobre Las tentaciones de San Antonio, de Gustave Flaubert», explica.

Además, está previsto que en 2018 estrene una zarzuela, Policías y ladrones, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

«El nivel está asegurado»

El madrileño opina que la composición en España pasa por «un buen momento». «El nivel compositivo está plenamente asegurado en las próximas décadas. Hay mucho talento, también en València», asegura Marco, que señala a compositores jóvenes valencianos como Francisco Coll o Valero Castells, sin olvidar a otros más cercanos a su generación como César Cano o Jordi Orts. «Me gusta mucho la ciudad por dos motivos. A nivel personal, porque tengo muchos amigos ahí, y a nivel profesional, porque su nivel musical es de los mejores de España»,explica el compositor, que apunta al Palau de les Arts como uno de los auditorios más destacados del país.

Según Marco, el lenguaje audiovisual y la interculturalidad van a ser los que van a marcar la música del siglo XXI. Un hecho que algunos ven con recelo a causa de un tipo de cultura basada en el ocio combinada con bajos índices de lectura. «Lo audiovisual ha abierto un campo muy interesante, y la mezcla de culturas en las composiciones es ya muy evidente. La globalización, sea buena o mala, está ahí. No creo en el concepto abstracto de público. Hay varios públicos - en plural- muy diversos. Y al contrario de lo que se pueda pensar, la sociedad es cada vez más culta», concluye.