«Esto es hermoso, muy hermoso. Es como un poco de paraíso, sobre la huerta flamean todos los verdes, todos los amarillos, todos los rojos, el agua roja de esas venas surca graciosamente y abastece el cuerpo de esta tierra. ¡Cuánto ha debido laborar el hombre para conseguir esto! Los valencianos están orgullosos de su tierra que no tienen que desgarrar sino acariciar con el mimo con que se besa a una muchacha. Esto que yo amo y admiro como una bendición». El poema, salido de la mente de Antonio Machado, fue escrito, entre sorbos de café y el humo de los cigarrillos, en una de las múltiples y solitarias noches que pasó el sevillano en el comedor y el torreón de Villa Amparo, el chalet neoclásico de Rocafort donde buscó cobijo durante la guerra civil. Los herederos de la familia Bàguena, propietaria del edificio protegido, lo han sacado ahora a la venta por 2,4 millones de euros.

500 m2 de casa, 3.000 de jardín

Villa Amparo es una de esas residencias que nacieron a finales del XIX y principios del XX, al amparo del boom del veraneo burgués. Rocafort, Godella o Nàquera se convirtieron en el espacio perfecto para gente adinerada donde edificar una segunda residencia para pasar los meses de estío. La casa principal, con unas dimensiones que bordean los 500 metros cuadrados, ocupa el centro de una parcela ajardinada que supera los 3.000 metros.

Según la descripción de la inmobiliaria, la villa está dividida en dos alturas, con predominio de la decoración en azulejo. La planta baja cuenta con seis habitaciones, tres de orientación este, y otras tantas al oeste. El piso superior, considerado el principal, alberga tres estancias que comunican por una gran terraza-balcón con vistas al mar, más otros dos cuartos encarados a la montaña. Entre esos cinco departamentos, figura el salón con un mirador con vidrieras clásicas de colores. Además, tiene cocina y dos baños. Los últimos años, Villa Amparo funcionó como restaurante y para la celebración de banquetes y eventos. Por ello, en la parte exterior existen varias carpas con salones, cocina industrial y aseos. La licencia de actividad está vigente, según el portal inmobiliario.

La entrada está flanqueada por dos robustos pilares que sujetan una gran puerta de madera de dos hojas, que en la parte superior tiene dos vacíos con rejas. El perímetro está formado por un muro bajo y enrejado. La zona ajardinada alberga diferentes especies, que junto con el tipo de construcción, recuerda a las villas italianas del renacimiento.

Tras estallar el conflicto bélico, el Socorro Rojo y el Quinto Regimiento se incautaron de un buen numero de lujosas residencias en Rocafort y Godella para acoger a personalidades que huían del centro del país. Machado fue uno de ellos. La idea inicial era que se instalará en la Casa de la Cultura, en València, pero los problemas de salud que sufría el escritor decantaron la balanza por el sol y el aire fresco de Villa Amparo. Corría noviembre de 1936, y al poeta le acompañaron quince miembros de su familia, entre ellos su madre y todos sus hermanos.

Poca relación social con el pueblo

Cuenta Monique Alonso, autora de Antonio Machado, el largo peregrinar hacia el mar, que durante la estancia del sevillano en l´Horta Nord, apenas se relacionó con el vecindario, al contrario que su cuñada y sobrinas, y salía pocas veces de casa. Recibía visitas de escritores e intelectuales y en puntuales ocasiones viajaban en trenet hasta la capital de la República. En cambio, su producción literaria fue prolífica,aprovechando la soledad nocturna y las vistas privilegiadas a la huerta. Escribió poseía, con elogios al lugar, pero también artículos de prensa, al iniciar su colaboración con La Vanguardia y Fragua Social. En abril de 1938, meses después de que lo hubiera hecho su familia, Machado abandonó Rocafort en dirección a Torre Castanyer, antes de morir en 1939 en Colliure, donde está enterrado.