¿Qué ven los jóvenes en internet? El doctor en Sociología y Comunicación y artista plástico valenciano Jon E. Illescas lo tiene claro: «El videoclip deja el cine a la altura del betún en cuanto a audiencia». Así lo aseguró rotundo ayer durante su participación en el festival Docs València.

Illescas desgranó en La Nau de la Universitat de València el contenido de su obra La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados, en la que analiza las claves del formato musical a lo largo de los 10 primeros años de vida de YouTube, el medio predilecto de los más jóvenes.

Illescas (Orihuela, 1982) explicó que el público objetivo de los videoclips en el portal de Google son los jóvenes, que consumen el «videoclip dominante, aquel que te encuentra aunque no quieras y en el que se invierte por el rédito económico».

Buda, Stalin y Lady Gaga

En su estudio el también profesor descubre que el 40 % del contenido que nutre YouTube son videoclips; en Twitter, las 10 cuentas más seguidas son de artistas pop; por cada mención en la red social a un político hay 27 a cantantes... «¿Y qué tiene en común Buda, Stalin o Lady Gaga?», preguntó. Los tres -explicó- «tienen su biografía de Wikipedia traducida a 139 idiomas», puso como ejemplo de la hegemonía de la industria musical en la red.

«El videoclip es la fast food [comida rápida] audiovisual, es de fácil acceso y gratuita», explicó. Sin embargo, Illescas abundó en lo que transmiten estos videoclips que consumen a diario millones de jóvenes de todo el mundo. Y se despachó: individualismo pasivo, narcisismo, competitividad, hipersexualización, actitud positiva frente al consumo de drogas, culto al dinero, equiparan riqueza a felicidad, cosificación de las personas, infrarrepresentación de las miserias humanas, agresividad como actividad dominante, consumismo, trato vejatorio a los más débiles, conformismo, amor como inversión no rentable o machismo y misoginia.

Illescas hizo este repaso por los «antivalores» con los ejemplos de los videoclips que ha analizado, como aquellos que ilustran canciones de Rihanna, Chris Brown -su expareja y condenado por malos tratos-, Nicki Minaj o Britney Spears.

Illescas incidió en el aspecto de la hipersexualización, «sobre todo al que son sometidas las mujeres en estos vídeos», así como la agresividad y actitud violenta de los protagonistas. El investigador, además, quiso dar la voz de alarma al asegurar que «este flujo crea una imagen en el joven de que si triunfas así el mundo es bonito, te lo pasas bien». Y lamentó: «El videoclip pasa por el visto bueno del presidente de la compañía discográfica».

Illescas aseguró que para frenar estos «antivalores» «hay que hacer algo desde el sector público, porque va a ir a peor», explicó el profesor, que aseguró ver en sus alumnos actitudes similares a la de los protagonistas de estos vídeos. «Los niños de 11 años rapean y repiten esas palabras obscenas y denigrantes que escuchan en las canciones». «Se debe adquirir conciencia porque parece que esto no existe».

Al ritmo de Estados Unidos

En cuanto a la tendencia señaló que «lo que marca el ritmo es la producción de Estados Unidos; el artista no tiene voz y si no entra en el juego no tiene beneficios». «Esa es la dirección y no va a haber otra», concluyó.