Más que a Liverpool o a Londres, a Luis Prado el «Sgt. Peppers» le suena a Irlanda. «Era un verano que estaba estudiando allí inglés. Tenía 15 años cuando lo compré. En mi familia irlandesa tenían un tocadiscos viejos y me dijeron: te dejamos solo en el salón y escúchalo. Ese momento, escuchando ese disco en una casa en Irlanda, lloviendo fuera, con la portada en las manos... Fue flipante».

El «beatleismo» militante de Prado y los Señor Mostaza es evidente, tal como demuestra el mismo nombre de la banda (les remitimos a otra maravilla de los de Liverpool, el «Abbey Road»). Y quizá esa misma militancia le impide decidir si el «Sgt. Pepper's» es su disco preferido. «Con los Beatles es muy difícil decir que tal disco es mejor que el otro -reconoce el pianista-. Sobre todo a partir del 'Rubber Soul' la discusión ya empieza a ser en qué momento estás o qué te apetece más. Yo siempre he dicho que el que el 'Álbum Blanco' era el mejor, pero después escuchas el 'Abbey Road' y piensas que es imbatible. El 'Sgt. Pepper's' tiene una cosa más rarita. Canciones que no son hits pero que juntas son una locura. Cada instrumento tiene una sonoridad diferente, ninguno suena normal, todo está muy tratado y con mucho collage sonoro. Cuando dejaron de hacer directos y se encerraron a probar nuevas sonoridades, podrían haberse estrellado. Pero no lo hicieron y aquello fue una de las mejores cosas que le ha pasado a la música».