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Muestra

La memoria carcelaria de Manaut

La Nau muestra los dibujos inéditos del pintor valenciano realizados desde las prisiones franquistas

La memoria carcelaria de Manaut

Manaut, profesor, pintor y crítico de arte, es un reflejo en sí mismo de la historia española. Como tantos intelectuales del siglo XX, pagó un alto precio por sus ideales; y como tantos artistas valencianos, fue un gran desconocido en su tierra natal.

Esta tarde, en el Centre Cultural la Nau, se escuchará por primera vez la voz del pintor a través de un libro editado por dos profesores de la Universidad Carlos III de Madrid.

La obra, Las horas muertas, consiste en 500 hojas a todo color con dibujos y extractos del diario que Manaut escribió durante su condena en las cárceles de Porlier y Carabanchel. Consta de 300 bocetos que la convierten en uno de los documentos gráficos más importantes que se tienen del interior de las cárceles franquistas.

El pintor murió en 1971 sin saber que los cuadros empolvados que guardaba en el ático, un día, verían la luz. Su hija, Stella Manaut, encontró sus obras perdidas en un altillo de la casa familiar. Dibujos de un periodo durísimo que decidió dar a conocer como un testimonio gráfico nunca visto: la visión de un encarcelado durante el régimen. Los bocetos salieron de la prisión escondidos en la ropa que el pintor entregaba a su mujer, Ángeles Roca Fava,

para que la lavara.

Gracias a ello, han llegado a nuestros días como un testimonio de la rutina en las cárceles de la dictadura.

José Manaut estuvo siempre comprometido con la labor de defensa de la cultura laica y los anhelos de alcanzar una sociedad igualitaria. Se sospecha que en París ingresó en la masonería y poco más tarde, ya en España, en el Partido Comunista (PCE).

Al llegar la dictadura, este vínculo con la izquierda bastó para que en 1939 fuese expulsado del magisterio. Ya no podría enseñar más. A parte de doce años y un día de prisión, fue «inhabilitado a perpetuidad», según recuerdan los archivos de los tribunales.

Dedicación por la cultura

Nacido en Llíria y discípulo de Sorolla, estudió en la Academia de San Carlos de València y posteriormente se mudó a Madrid, dónde desarrolló su carrera profesional hasta que recibió una beca para ir a París a estudiar el impresionismo. Vivió en València de 1936 a 1939, justo el momento en que la ciudad fue capital de la República.

Durante esos años, compaginó su actividad docente con su compromiso en «Cultura Popular», un comité republicano comprometido con la creación de bibliotecas. Al final de la guerra se mudó a Madrid, dónde fue detenido, juzgado y olvidado.

La España franquista le impuso un destino personal y profesional que casi asfixió su existencia, excluyéndole de la enseñanza oficial. Un testimonio dormido, perdido y poco reconocido que se recuerda, hoy, en La Nau.

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