«Y el prisionero ya no es él; es otro. Poco a poco, cual un paisaje que va borrando la niebla así va esfumándose en su memoria las contingencias de su vida anterior. Y, no obstante, la vida anterior, es su tesoro, su alimento moral e intelectual. Es un rumiante que, condenado a la inmovilidad, va digiriendo las sensaciones acumuladas en su memoria, mientras las horas mueren...». Son palabras escritas el 20 de julio de 1943 por el pintor valenciano José Manaut (Llíria 1898-Madrid, 1971) durante su presidio en la cárcel de Porlier.

La Nau presentó ayer el libro Las horas muertas. Diarios y dibujos desde la prisión (Biblioteca Nueva, 2017), de 500 páginas con textos e imágenes realizados por el pintor valenciano en las prisiones de Porlier y Carabanchel. La obra, cuya edición ha corrido a cargo de los profesores Federico Castro Morales y Eduardo González Calleja de la Universidad Carlos III. Uno de los documentos más importantes del interior de las cárceles franquistas.

El acto de presentación contó con las intervenciones de Francisco Molina, director territorial de Presidencia de la Generalitat; Manuel Civera, alcalde de Llíria; Román de la Calle, catedrático de Estética y Teoría del Arte de la Universitat de València y Stella Manaut, hija y directora del Museo Manaut.

De la Calle destacó de la figura de Manaut que «hacía falta ser valiente en aquella época -de hambre, miedo y prisión- para escribir lo que él escribía en la cárcel y pasarlo en los hatillos de ropa». El catedrático recordó el «estudio» que el artista tenía en la cárcel, junto a la sala de castigos y fusilamientos. «¿Cómo pintar así?», planteó y lamentó. Continuó: «¿Qué había hecho Manaut?». «Como otros tantos miles, ser coherente con sus ideas, con su vocación artística», señaló De la Calle sobre Manaut de quien dijo que «en la belleza descubría lo más dramático».

Por su parte, la hija del pintor, Stella Manaut, explicó que este trabajo «es de justicia» con su padre. «Es el documento más importante, porque recoge el día a día, los sentimientos reales» de su paso por la cárcel. «Te quedas horrorizado de tanta miseria», señaló sobre los diarios e imágenes de su padre durante el tiempo de su presidio. Stella Manaut descubrió los documentos que ahora recopila este libro en el año 2000. Pero no fue hasta dos años después cuando los dio a conocer.

«Fue una sorpresa que algo tan doloroso fuera el detonante para despertar el interés por la obra de mi padre». De esos 300 dibujos del libro -que no son todos los que encontró- la hija del artista destaca los retratos: «Hay que pensar que tanto mi padre como la persona a la que dibujaba estaban en un situación muy difícil», lamentó. Stella Manaut avanzó que para 2018-19 hay prevista una serie de actividades en València, Barcelona y Madrid para recuperar la memoria de su padre, al tiempo que pidió un museo «grande».

Condenado y discreto

Discípulo de Sorolla, Manaut fue durante la guerra civil militante de Acción Republicana, presidió Cultura Popular Valenciana y se afilió al Partido Comunista. Al terminar la contienda fue condenado a 12 años de prisión y un día, pena conmutada después por seis años y un día de confinamiento en Durango. La noche del 7 de enero de 1971, tras una gran helada, falleció en su casa de Madrid. Como relató hace 15 años Castro Morales, «su esposa lo encontró muerto en el suelo de la habitación. Se fue discretamente, sin decir adiós, dejando una producción creativa rica y variada».