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Entrevista

Bibiana Collado : "El papel del cuidador está poco reconocido en la sociedad"

«La voz de las mujeres es admitida pero con condescendencia»

Bibiana Collado : "El papel del cuidador está poco reconocido en la sociedad"

P ¿Cuándo empieza a escribir poesía?

R Siempre me ha gustado escribir y leer, empecé de pequeñita. Cuando me enteré de que había una carrera de Filología supe que quería estudiarla.

P Gustándole tanto todas las vertientes literarias, ¿por qué se decidió por la poesía?

R Porque no podía ser otra cosa. Si se puede contar de cualquier otra manera no es poesía.

P ¿Qué quiere transmitir con su libro premiado, «El recelo del agua»?

R Transmitir no es la palabra, más bien quiero generar nuevas miradas sobre nosotros mismos. El libro tiene que ver con el cuestionamiento de mi identidad individual y de la nuestra como sociedad. Hablo de como hemos creado nuestro pasado y las ficciones y trampas que nos creemos.

P Para ello, utiliza mucho a su familia.

R Sí, pero no es solo la historia de mi familia. Uno trabaja a partir de su materia, pero el libro pretende ser una representación de la sociedad, si no, no tendría valor universal. Mi abuela y mi madre son las protagonistas, pero como un recurso.

P Describe la vejez y la enfermedad de una forma bastante dura, ¿qué critica?

R Quería trabajar sobre la enfermedad porque es algo difícil de colocar en esta sociedad. Empecé con un relato sobre el Alzheimer para conectarlo con la memoria colectiva, pero al final me encamine hacia la figura del cuidador.

P ¿El cuidador como observador del proceso de envejecer?

R Más bien como actor, describo qué es aquello que mueve a una persona a entregarse de esa manera. Me parece un papel muy desagradecido y poco reconocido por la sociedad.

P Es una figura tradicionalmente ejercida por la mujer, ¿tiene algo de feminista esta historia?

R Sí, con este poemario intento ofrecer un posicionamiento crítico con la organización de la sociedad a través de una historia íntima.

P ¿Crítico con el sistema patriarcal?

R Sí, porque las mujeres hemos incorporado esa obligación de cuidar a los mayores como si fuera algo directamente cosido a nuestra identidad. Pero también incorporo una mirada de clase, porque no es lo mismo vivir la ancianidad si estás arriba o estás abajo.

P¿Y la clase media?

R Me parece un poco un mito. Nos han querido contar que amanecimos un día «equis» de los ochenta y de repente éramos un país moderno, con una población mayoritariamente alfabetizada y con una clase media amplia. Eso no fue así. No nos desprendimos de la miseria de un día para otro. Mi madre nunca pisó una escuela. Esa pobreza y el analfabetismo se hereda y todavía hay niveles.

P En el mundo de la poesía, ¿sigue siendo difícil ser mujer?

R Sin duda. La voz de las mujeres es admitida pero con condescendencia. Todavía se nos presuponen unos temas, un lenguaje.

P En las críticas de su libro ¿nota estos estereotipos?

R Sí, El recelo del agua tiene un posicionamiento muy crítico, pero me dicen que sólo hablo del ámbito de lo privado.Si me llamara Pepe García y tuviera un bigote se fijarían más en la dimensión político social y no en la historia familiar.

P ¿Eso es general en el mundo literario?

R Las mujeres siempre hemos estado aparte. No hay más que coger un libro de texto o pensar en los grandes poetas de nuestro imaginario. Ahora se intentan introducir escritoras femeninas pero ese hecho nos demuestra que hay algo que falló en la construcción del relato.

P Como profesora, ¿intenta introducir este cambio en sus clases?

R Es difícil. Supone una apuesta personal. El currículum está tremendamente condicionado y es inmenso, añadirle todo lo que no está supone eliminar algo que probablemente el sistema considera esencial. Ahora estudiamos lo mismo y añadimos una mujer en cada época.

P ¿Deberíamos de replantear el relato en vez de añadir la parte que falta?

R Desde luego, hacer más grande el listado de autores no es útil, se ha prescindido de las mujeres siempre pero ahora no se puede prescindir de ningún autor masculino. Hay que reescribir la historia.

P Sin la voz de la mujer en los libros de texto, ¿nos falta la mitad del cuento?

R La mitad me parece optimista, la historia de la literatura es la de todos, hay que contarla desde todos los actores implicados.

P ¿Con este libro pone un granito de arena a la construcción de ese relato diferente y completo?

R Lo intento, por eso digo aquello de «cansada de producirme en símbolos ajenos, cansada de relatarme con las palabras de otros», para buscar mi identidad y bucear en la de todos.

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