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Las goteras del periodismo

«Zenit. La realidad a su medida»

teatro olympia

De Els Joglars. Dramaturgia: Ramón Fontserè, Martina Cabanas. Intérpretes: Ramón Fontserè, Pilar Sáenz, Dolor Tuneu, Xevi Vilà, Julián Ortega, Juan Pablo Mazorra. Dirección: R. Fontserè.

Dice la tradición que los críticos deben de ser condescendientes con los creadores que comienzan su trayectoria y con los veteranos. Si eso es así, lo es más con El Joglars, porque de golpe se me amontonan imágenes y vivencias de sus provocaciones litúrgico-estético-políticas. Un día, incluso, decidí romper las relaciones, pero otro me apareció una zarza ardiendo y una voz de ultratumba me dictó los diez mandamientos de la ley de Els Joglars. Desperté a la fe. Esta continúa, pero, desde que Ramón Fontserè tomó el testigo a Albert Boadella en la dirección escénica, veo que las velas del barco joglaresco necesitan de mayor viento, de mayores aires provocativos. Me ocurrió con El coloquio de perros, y en menor medida con VIPs. Justamente lo más discutible del trabajo anterior se infiltra en este último, realizado en plena celebración de los 55 años. Y el caso es que el tema prometía: una arremetida contra el periodismo basura para defender el periodismo ético, serio y de investigación. Un buen, un gran tema que en las manos joglarescas se ha convertido, no lo niego, en un imaginativo montaje subrayado por un tono casi coreográfico, y con escenas de notable belleza, incluida la última. Hay todo un submundo de detalles teatrales y el elenco vuelve a demostrar su elegante dominio del trabajo corporal. Pero el montaje no termina de funcionar. Esto queda patente ya en la pantomima inicial y se agudiza el personaje interpretado por Fontserè: a su periodista senior le falta mordiente, claridad. Después continuó esa sensación, porque cuando alguna escena era muy atractiva, la cosa bajaba de tono: no entiendo los movimientos espasmódicos. Tampoco la crítica a los medios de comunicación hace mella. Se confunde poética con superficialidad. Echo en falta mordacidad, más escenas como la de la redacción del ABC. En fin, además de las goteras del periodismo habría que arreglar las de esta nueva-veterana compañía. Y lo digo porque sigo creyendo en Joglars.

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