Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Terra de músics

Justo Romero | | Plaça de l'Església Montserrat

37 Setmana Internacional de Música de Cambra de Montserrat

Orquesta Barroca de Alicante. Director y concertino: Eduardo Fenoll. Solista: Guillermo Martínez (violonchelo). Programa: Obras de Alessandro Scarlatti, Corelli, Vivaldi, Charles Avison y Händel. Entrada: Alrededor de 250 personas. Fecha: 24 julio 2017.

Hay conciertos y citas musicales cuyo valor, fuerza y atracción van más allá de la efímera fugacidad de una buena o no tan buena interpretación. Es precisamente lo que ocurre en la Setmana Internacional de Música de Cambra de Montserrat, un festival que contagia y fascina ya desde antes del comienzo, cuando, al atardecer, el melómano foráneo accede al pueblo y se topa con una gran escultura de una violinista bajo cuyos pies una placa reza: «Montserrat, terra de musics».

«De musics», no sólo de «música», que aquí es algo vivo, que transpira y se siente en cada esquina, en cada calle, en cualquier ventana enrejada traspasada por el sonido de un trompeta, un saxofonista o cualquier otro instrumentista. «Terra de musics». El detalle es revelador: delata una ciudadanía protagonista y volcada en la música, que la respeta y siente hasta el punto de que el pueblo se paraliza, se congela durante los conciertos para enmarcarlos en un silencio apenas roto -pasó el lunes- por una moto despistada o algún avión equivocado de ruta ajeno a su propio incordio sonoro.

A las once de la noche, todo se calla en la «terra de musics». Y la Plaça de l'Església despliega su asombrosa acústica -¡un milagro!- y se convierte en la mejor sala de conciertos imaginable. En este marco ideal (y sí: incomparable) realzado por el meticulosamente trabajado silencio y bajo un cielo que parece la mejor concha acústica imaginable, la bisoña Orquesta Barroca de Alicante inauguró el lunes la trigésima séptima edición de la Setmana. Y lo hizo con un bien amañado programa barroco que comprendió obras representativas de Alessandro Scarlatti, Corelli, Charles Avison, Händel y Vivaldi, cuyo célebre concierto «El verano» (de las «Cuatro estaciones») cerró el programa y supuso el momento álgido y mejor logrado de la noche.

Fundada hace ahora poco más de un año -en mayo de 2016- y dirigida desde el violín por su concertino, Eduardo Fenoll, la Orquesta Barroca de Alicante tiene ante sí un amplio espacio de expansión. Cuenta en sus selectos atriles con notables instrumentistas, cuyas evidentes cualidades se pulirán y cobrarán cuerpo y prestancia. Las potencialidades son muchas y estimulantes, y el trabajo y el rodaje con probabilidad las consolidarán. El sonido, hoy ya cuidado y homogéneo, rico y abierto además de variado y solvente, dejará entonces de ser suma para convertirse en algo unitario y más cuajado, en ese latir único propio de las formaciones camerísticas de mayor veteranía.

Con todo, su debut en Montserrat constituyó un justificado éxito. Los profesores alicantinos supieron imprimir carácter, brío y riqueza emocional al nutrido programa, en el que se lució con autoridad el violonchelo de Guillermo Martínez, solista virtuoso y sensitivo del «Concierto en re menor» de Vivaldi. Ya cerca de la una de la madrugada de ayer martes, en el silencio sonoro de la noche montserratera, la orquesta quiso recordar el 250 aniversario de la muerte de Telemann, y regaló fuera de programa una coloreada y vibrante versión del pasaje «El ataque a los molinos de viento» de la suite «Don Quijote». El hidalgo Caballero cabalgó fascinado y algo más que agitado en el nocturnísimo colofón inaugural de esta ya exitosa Setmana en «terra de musics».

Compartir el artículo

stats