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Entrevista

Martí Domínguez: "La trama policiaca de la novela es para hablar de la sociedad valenciana"

Profesor de Periodismo, director de la revista de divulgación científica «Métode» y uno de los mejores escritores en valenciano, sorprende con una novela que no deja indiferente.

Martí Domínguez: "La trama policiaca de la novela es para hablar de la sociedad valenciana"

Los tiempos líquidos confunden la realidad con una red social. Por eso sorprende que el valencianismo institucional haya dado la espalda a eso que se llamó burguesía, y donde hoy encajan sin problemas también los autónomos y los pequeños comerciantes, agentes activos para evitar que las ciudades sean vulgares. Martí Domínguez es uno de los escritores más científicos de la literatura en valenciano. Buena letra, relato sólido y conocimiento intenso sobre València. Vuelve a la estantería de novedades con L´assassí que estimava els llibres (Proa) tras el éxito La sega. Un retrato fascinante de una sociedad que repudia a los intelectuales.

P Un asesino de libros representa una metáfora de la literatura actual.

R Es una manera de verlo. Los crímenes van apareciendo con unos libros de una colección, que genera la duda al jefe de policia sobre la existencia de un asesino que va dejando libros y si eso puede ser una señal.

P Con un escenario muy reconocible.

R Toda la trama policiaca de la novela es una excusa para hablar de la sociedad valenciana y de su mundo intelectual

P ¿Recreándose en el estética del crimen?

R Iniciado con el libro extraordinario de Thomas De Quincey, El asesinato entendido como una de las bellas artes. Partiendo de este título, donde Quincey quiere reflexionar sobre el arte.

P Quincey advierte que se empieza cometiendo un crimen y se acaba perdiendo la educación. ¿Inspiración valenciana?

R Los valencianos se han dado de baja de la cultura, y en especial la burguesía valenciana.

P Una constante de la literatura de Martí Domínguez ha sido el especial cuidado de la lengua.

R El libro está escrito entre La sega, pero después de La sega tenía la percepción que era difícil volver a ese camino tan duro, y he querido hacer una parábola intelectual, donde aparecen todos mis personajes y mis figuras literarias. Quería hacer una cosa que desengrasara un poco y es un libro divertido, con una reflexión sobre el mundo intelectual.

P ¿Dónde el ecosistema intelectual valenciano no sale bien parado?

R Y del español. ¿Dónde están los intelectuales españoles? Todos escondidos con lo que está pasando. Y todos son cosmopolitas...

P ¿El libro pasa cuentas?

R En absoluto.

P No da esa sensación. El primer muerto del asesino es un crítico literario.

R Aparece un crítico, un profesor de universidad...

P ... Un crítico con un apellido muy especial, Gual.

R No conozco a ningún critico que se llame Gual, y hasta ahora los críticos me han tratado bien.

P Los escritores, como se sabe, cuando crean un personaje siempre piensan en alguien real.

R Los personajes se construyen con fragmentos de alguien, pero Gual no es nadie en concreto, como tampoco el filósofo. Creo que la crítica debe animar a la lectura, a crear lectores. Y a veces están perdidos en batallitas entre ellos, que solo conocen cuatro gatos.

P Bienvenida la autocrítica.

R Todos debemos hacer autocrítica. El mundo universitario, los críticos y la burguesía, que es la que debe conducir un país hacía la excelencia. Todos somos un poco culpables de la situación actual.

P ¿Escéptico?

R Un escéptico ilustrado y por tanto optimista. Cuando me preguntan si se pueden cambiar las cosas, siempre digo que si, pero hace falta voluntad y fichar para los cargos directivos importantes a gente brillante y no a los lameculos ,que los vas a tener dominados. Hay mucha mediocridad, cuando tenemos unos instrumentos excepcionales.

P En una visita el curso pasado a una clase de Periodismo me sorprendió la entrega de los estudiantes a la información gratuita.

R A veces les preguntó si escribirían en un periódico que no fuera de su línea editorial. Y dicen que no, hasta que pongo un precio.

P ¿Muy alto?

R Es sorprendente como a medida que subo el precio las manos se van levantado. Muchas veces me pregunto porque mis estudiantes hacen periodismo, donde hay una nota de corte altísima.

P No quieren pagar por buena información, pero todos son abonados de Netflix.

R Resulta difícil encontrar buenos contenidos en los periódicos, pero la sociedad actual no da valor al conocimiento. El pensador es la última preocupación de un político.

P Salen muchos estudiantes de periodismo en la novela.

R No he hecho una novela universitaria, porque esa me la reservo para más adelante.

P ¿Para cuándo se jubile?

R Je, je.., Seguramente...

P ¿Por qué la inmensa mayoría de profesores de Periodismo no han pasado por una redacción?

R Porque muchas veces la carrera universitaria no tiene nada que ver con la práctica. Soy el director de Métode, una revista especializa en la divulgación de la ciencia, he hecho 70 números, pero eso no tiene ningún valor académico, y eso que soy profesor titular de Divulgación de la Ciencia. Sorprendentemente en las carreras sociales, la práctica no está valorada.

P«En aquella ciutat se vivia totalment al marge del món intel·lectual. Possiblement en pocs llocs del món els creadors tenien menys crèdit i menys influència que en aquella urbs».

R Je, je, je. ¿Que le parece el libro?

P Luego se lo digo, pero es especialmente incisivo con València.

R No se lee ni por casualidad. La gente joven ya no tiene ni librerías en los pisos.

P ¿Leen los estudiantes de Periodismo?

R Tampoco. Les paso en clase un texto de George Steiner sobre el amor a la lectura y les explico como deben desarrollar una librería. La literatura es un motor de cambio. No sé si algún alumno mío ha leído alguna de mis novelas, aunque percibo que no son lectores.

P ¿Un síntoma colectivo?

R ¿Cuántas librerías quedan en València?

P Me ha preguntado por mi opinión sobre el libro. «L´assassí que estimava els llibres» es una novela imprescindible para entender la València actual.

R Hay que leerla sin prisas para divertirse, porque se ven todas las batallitas. En mi despacho del Jardín Botánico me aislo, me permite trabajar mucho, porque perdemos muchas energías en batallitas que no interesan nada a la sociedad. Necesitamos la universidad y la burguesía necesita la universidad. No pueden dar dinero a las universidades privadas, porque al final se están cargando el motor de un país, que es una universidad pública. Hago un llamamiento al mundo intelectual para que salga de su torre de marfil, porque cada vez son más eruditos y menos intelectuales. Hay que coger las riendas porque sino acabaremos en Donald Trump. El país que más publicaciones sobre el cambio climático produce cada año es Estrados Unidos, que ahora tiene un presidente negacionista.

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