Slavbard es uno de los grupos en alza del lenguaje gestual. Un grupo que se crea en el 2014 y que está formado por estudiantes de diferentes nacionalidades que se conocen en la Universidad de Danza y Circo de Estocolmo y deciden colaborar entre ellos para crecer y respirar haciendo arte, rompiendo las restrictivas calificaciones del teatro actual. El grupo está formado por el alemán Tom Brand, el inglés Ben Smith, el griego Alexis Akrovatakis, el noruego John Simon Wiborn y los españoles Santiago Ruiz y Carlos Ferrer.
¿Que se puede encontrar en un espectáculo como «All Genius, all idiot»?
El título ya lo dice todo, es una reflexión en voz alta sobre la sociedad. Es la reflexión de una persona en voz alta dentro de su propio submundo. Es muy difícil poder apreciar qué es lo increíble o qué es lo idiota dentro de la sociedad y lo que intentamos con este espectáculo es que la gente entienda cada uno su propio punto de vista a través de un mundo imaginario que hemos creado en nuestra abstracción teatral.
¿Por qué combinan diversas formas teatrales dentro de un mismo teatro?
Lo que hacemos no es solo combinar. Ni siquiera nos planteamos si es circo, teatro, música o gimnasia. Hemos intentado ir un poco más allá del teatro uni-disciplinar y lo que intentamos es no estar sometidos a ninguna de las etiquetas habituales en el teatro. En el fondo, cada manera de interpretar es de una forma y nosotros lo que intentamos es expresar amor, primero con nosotros y después con la gente que viene a vernos.
¿De dónde nace Svalbard?
Nace desde una perspectiva un poco anárquica. Nosotros buscamos transmitir al público exactamente lo que hacemos, de manera que cada persona que venga a vernos lo haga para encontrar algo diferente. Buscamos que se sientan atraídos para venir a disfrutar de nuestras actuaciones.
Han sido premiados el año pasado con el Adelaide Fringe 2016 a la mejor pieza de circo y teatro físico, de gesto. ¿Qué significan los premios?
Los premios son algo que se tiene que valorar y tener en cuenta, aunque nosotros no trabajamos para obtener premios, preferimos la satisfacción, que la gente esté contenta viendo aquello que hacemos. Sin embargo, cada individuo del grupo tenemos nuestra propia opinión sobre los premios.
¿Qué papel juega la música en vuestro espectáculo?
En un espectáculo que incorpora acrobacias, circo, gimnasia, movimientos, gesto? y ante la dificultad de dicha combinación, la música se convierte en necesaria, es la que crea la atmósfera. La música se convierte en el hilo conductor del espectáculo y realmente lo que consigue es que la atención del espectador no se pierda, sino que intente en todo momento seguir lo que significa y lo que es en sí el espectáculo. La música es, al mismo tiempo, la motivación del artista para creer en el papel que interpreta.
¿Qué reacciones tiene el espectador con «All genius, all idiots»?
El espectáculo que presentamos tienes que estar dispuesto a entenderlo. Es un espectáculo que necesita que quién lo está viendo tenga ganas de seguirlo, de entenderlo porque si esas ganas no existen puedes salir con la sensación de que no has entendido nada. Lo bonito del teatro es encontrar la esencia propia de uno mismo con lo que está viendo, entender la narración y salir sorprendido. Nuestro público, en general, sale así, a gusto, con ganas de más, porque es una obra en la que nosotros lo damos todo. Y eso se ve desde un principio. La gente que va a ver una actuación, sea la que sea, con una idea cerrada, automáticamente pierde el interés por el propio espectáculo.
Llegan al MIM por la baja de «La Faux Populaire». ¿Cómo se prepara esta actuación?
Estábamos de vacaciones y al recibir la llamada del festival, ni nos lo pensamos. Rápidamente nos pusimos manos a la obra y prácticamente en tres días hemos hecho un gran trabajo de producción para poder estar presentes en el Festival Internacional de MIM de Sueca. Ante el nivel de las compañías que participan en este festival queremos mostrar nuestro agradecimiento a la organización ya que han confiado plenamente en nosotros y sabemos que no les vamos a defraudar porque somos conscientes de que hacemos un teatro de gesto musical que gusta a la gente.
