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Terapia artística

Porcelana que rompe complejos

La ceramista Susana Gutiérrez expone el martes siete piezas de cerámica sobre partes del cuerpo femenino en Pepita Lumier

Porcelana que rompe complejos

Susana coloca las vendas de escayola sobre la zona lumbar de Mar. Lo hace capa a capa, apretando con las manos. Mientras, Mar espera paciente a que su amiga termine de moldear la pasta sobre una zona de su cuerpo que siempre ha considerado molesta, atrapada por un sujetador que le recuerda cada día que debe estar erguida, guapa y lista para lo que venga. La lumbar es la parte de su cuerpo que le vino a la cabeza cuando Susana le preguntó qué parte de su físico odiaba más. Lo hacía para un proyecto artístico que acabó convirtiéndose en una terapia colectiva entre siete mujeres de diferentes edades, profesiones y complejos.

«Humana. El cuerpo fuera del cuerpo» fue la razón por la que la ceramista Susana Gutiérrez, bilbaína afincada desde hace casi 20 años en València, reuniera a siete de sus amigas para convertirlas en moldes de sus creaciones de porcelana. El objetivo era simple. Reivindicar a la mujer real a partir de sus complejos. Y así fue cómo acabó creando en su taller -Sweet Sue- siete piezas de cerámica artesanal en porcelana formadas a partir de una rodilla, un pecho, un trasero, unas lumbares, unas cervicales o una cadera.

«Estas mujeres han elegido esas partes de su cuerpo por molestias físicas y complejos que vienen arrastrando desde hace mucho tiempo. Exponerlas al público es una manera de deshacerse de este estigma. Estas obras también son un grito hacia el prototipo de mujer delgada y joven que proyectan las películas o la publicidad. Es un ´basta ya´ en toda regla», explica Susana Gutiérrez.

Estas piezas únicas serán expuestas el próximo martes en la galería Pepita Lumier. Allí estarán disponibles a la venta 20 piezas numeradas de cada molde durante dos semanas.

Aunque la visión de esta artista, que ha trabajado en colaboración con el departamento de I+D del restaurante «michelín» Akelarre de Guipúzcoa para el diseño y elaboración de una pieza de vajilla para uno de sus últimos postres, ha ido más allá. De hecho, el proyecto ha sido objeto de un corto documental con el mismo nombre firmado por Josep Mª Gresa, en el que cada modelo ha explicado por qué su trasero -por ejemplo- es ahora una pieza de cerámica. «Me hace sentirme insegura. Es una mole ajena a mí». «Lo que tengo en desacuerdo con mi cuerpo es precisamente lo que me duele por el hecho de ser mayor. Antes escalaba, hacía montaña, y ahora no lo puedo hacer». Son Rebeca y Mery. Eligieron el trasero y las cervicales, respectivamente. Aunque pese a mirar con recelo estas partes, han aprendido ha aceptarse. «Con la edad te deshaces de los cánones de belleza que te han impuesto. Muchas veces ya no disimulas, porque piensas: ´Es lo que hay´», asegura Ina. Ella eligió la rodilla, por la que siempre sintió desdén por ser «grande» y «con mollitas». Ahora la considera su sello de identidad, ya que es la herencia genética de su madre y de su abuela.

Formas que inspiran

«Humana» ha significado también la unión de Susana Gutiérrez con el talento del cocinero Enaitz Landaburu. Basándose en las formas de la vajilla de la ceramista, el joven chef ha creado siete creaciones gastronómicas que el pasado viernes presentó ante el público valenciano en Las Naves.

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