Las colas y los palos selfie volvieron a ser protagonistas como cada año en Les Arts. El coliseo valenciano celebró ayer su décima jornada de puertas abiertas. La más multitudinaria hasta la fecha, con más de 9.000 visitantes según datos de la organización. El año pasado fueron 8.800 y el anterior tan sólo 5.000 personas las que decidieron acercarse al enclave turístico y cultural, que va despojándose de la sombra de la polémica. Lejos ha quedado para los asistentes las problemáticas estructurales del edificio -inundaciones en la Sala Martín i Soler o la Sala Principal-, pues lo que verdaderamente atrae al público del edificio es su atractivo arquitectónico. Al igual que su programación operística y orquestal, que es desde hace algunas ediciones la protagonista de su jornada de puertas abiertas.

Ayer, unos guías dirigieron por primera vez a los visitantes por el edificio, con tal de evitar aglomeraciones en las salas. Desde los pasillos, estos guías narraban las características del auditorio, así como enumeraban los materiales utilizados en su construcción y relacionaban la estética del edificio con la naturaleza o el mundo marino. Desde las 11 hasta las 17 horas los vecinos pudieron recorrer los espacios más emblemáticos como la Sala Principal, las Terrasses de les Palmeres o el Balcó de la Mar, con vistas a toda la Ciutat de les Arts. El Teatre Martín i Soler albergó dos sesiones de un espectáculo alrededor de los títulos de la Temporada 2017-2018 de Les Arts a cargo de los cantantes del Centre Plácido Domingo. Jordi Bernàcer fue el encargado de clausurar la jornada junto a la Orquestra de la Comunitat Valenciana, que interpretó la obertura de la ópera Genoveva, de Schumann, Variaciones sobre un tema de Haydn, de Brahms, Pavana para una infanta difunta, de Ravel, y El pájaro de fuego, de Stravinski.

«Nos conformamos con el cine»

«Es la primera vez que vengo. Me parecía un pecado morirme sin ver este auditorio por dentro», asegura Isabel, una vecina de València que ha accedido a la Sala Principal del coliseo en silla de ruedas. También ha sido la primera visita para Marga, una vecina de Paterna que «siempre ha relacionado Les Arts con la cultura, y no con las idas y venidas de políticos». «Es precioso por dentro y por fuera. Hemos hecho fotos de todo», bromeaba esta visitante.

Lo cierto es que la mayoría de asistentes a estas jornadas llegan por primera vez al coliseo y ven cumplir sus expectativas. Aunque muchos lo hacen atraídos por su arquitectura y no por su contenido cultural. «Es muy caro para nosotros. De momento nos conformamos con ir al cine», asegura Ramón, otro vecino de València. Para él, la lírica continúa siendo una actividad cultural a la que acudir «haciendo un exceso». «Es algo nuevo a lo que nos gustaría ir, pero como algo diferente, pintoresco», añade.

Les Arts cuenta con un público fiel que acude a las representaciones de la temporada, sin embargo, parece que no logra afianzar al consumidor de cine, de teatro o de series en streaming. «La ópera te gusta o no te gusta. Puedes tener un gusto exquisito y que no te guste este tipo de arte», explica una vecina de València, que se considera aficionada a la lírica. Sin embargo, nunca ha asistido a una representación en Les Arts. «Suelo ir al Teatro Real de Madrid y al de la Villa porque las entradas son más baratas. En València sale a cuenta si sacas el abono, pero no me interesa ir a todas las óperas que se programan. Además, tendría que ir sola, ya que mi marido no es aficionado», asegura esta vecina, que sin embargo, si que prevé pagar para ver Madama Butterfly, de Puccini, que se estrenará el próximo 11 de octubre, y que supondrá el inicio de la pretemporada en el coliseo.