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Consumados y consumidos

José Doménech Part | Sala Rodrigo València

Consumados y consumidos

Emocionante sesión de cámara en la Sala Rodrigo del nuestro primer Palau. Tres excelentes artistas valencianos se volcaron literalmente en ese exigente poema del inglés postromántico Albert Tennyson, para el cual el bávaro Richard Strauss compuso un personalísimo sustrato musical al piano. En esta ocasión, se decidió incluir seis lieder de Strauss, defendidos por el barítono Vicente Antequera, cantante de largo recorrido en la ópera, zarzuela y oratorio.

El largo poema de Tennyson nos habla del amor y de la soledad, de la esperanza y de la pasión pero tambien de la generosidad y de la humildad ante lo imprevisible del destino. Ya el turbador arranque de la obra, coloreado con sobrante técnica y admirable sonido por Oscar Oliver, nos puso sobre aviso de la atmosfera que iba a consumirse en la sala. Mas el hilo conductor lo llevaría nuestra primera actriz, Rosana Pastor, decidida a no perder ningún detalle del relato del marinero Enoch Arden y su entorno, y ofrecerlo al atentísimo y silencioso público el cual comprendió que aquello iba en serio, in crescendo, hasta llegar al triste y desolador final.

Antequera, con valentía y aplomo, fue haciendo suyo el espacio en una interpretación brillante (magnífico su Morgen) en sus colores y expresiva en los matices, sirviendo de contrapunto a la rapsodia de Rosana Pastor, quien descalza sobre la imaginada arena -gran idea-, al lado de una red que hablaba por sí sola, y las imágenes de un mar embravecido, fue relatándonos las desventuras del marinero de una manera interiorizada y sutil como si estuviera a nuestra vera. Sin embargo, no hubiera sido necesaria la amplificación de su voz: ella posee un instrumento potente y una marcada vocalización y así, la versión valenciana de Manolo Molins, trabajada a conciencia y con afecto, prendió sin trabas Y aunque por momentos la música pareciera opacar el texto, la experiencia del pianista siempre ofreció la complicidad necesaria: Oscar Oliver estuvo a la zaga de ambas voces sin interferir pero dejando constancia de su necesaria presencia. Un consumado triunfo del trío protagonista, aplaudido por el público puesto en pie.

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