Ana Rita cortó los máximos trofeos ayer en Algemesí. Los novilleros y los jóvenes jinetes acuden al palenque de la Ribera para saciar su sed torera, del iluminar su futuro. La rejoneadora lusa demostró inteligencia y capacidad en una labor llena de dominio y entrega. Tras dos rejones de castigo, llegó el riesgo cabalgando a dos pistas. Un público entregado vibró con las banderillas al violín. Rita pasaportó de un rejonazo entero tras preparar a consciencia la suerte.

Cortó las dos orejas y el rabo después de animar la petición en los medios con el caballo, algo que le recriminaron los delegados gubernativos. La afición de Algemesí le despidió con gritos de «Ana Rita, Ana Rita» y la jinete lusa besó el ruedo con la intención de volver.

Ángel Téllez, que volvía a Algemesí tras ganar la Naranja de Plata el año pasado, cortó una oreja en el que cerró plaza tras un buen espadazo. La elegancia de su concepto reside en sus talones y en la expresión de su firmeza. Dejó algún buen natural suelto en una labor que brindó a Román.

La casta de su primer alcurrucén se apoderó de la plaza tras derribar al caballo en su único encontronazo. Tras una lidia infame, el novillo se paró y Téllez demostró seguridad.

Toñete pasó muchos apuros con el acero en ambos novillos y en su segundo utrero escuchó los tres avisos. Hilvanó una labor firme y voluntariosa donde se dejó llegar los pitones a la taleguilla.