En una de las paredes granates de la Sala Carolina hay una inscripción que a pesar de sonar resignada, tiene un tono reivindicativo. "Los artistas estamos sosteniendo un mundo que se cae... Damos esperanza". Es el lema de esta pequeña sala privada del barrio de Algirós, que desde hace décadas resiste el embate de la crisis. Lo suyo son las apuestas. La mayoría arriesgadas.

Son las 18.20 horas, y un runrún inunda el teatro. Procede de la Sala 2, ubicada frente a la Sala principal. Son pisadas, gritos... pero sobre todo risas. "Chicos, atentos. La improvisación no tiene final, por eso creamos reglas. Los finales suelen venir dados de los errores. Debemos aprovecharlos, porque generan briznas en la trama". Son las instrucciones de Fer y Edu, los que dirigen el Taller de la Dramaturgia en la Improvisación organizado por el València Improv Festival, el certamen valenciano de teatro que intenta encender la mecha de la improvisación en el cap i casal. "En València no se conoce el teatro de improvisación, cuando ha sido la cuna de esta disciplina en España y los de la compañía Imprebis han sido los padres", asegura David Fajardo, uno de los coordinadores del festival. En su día, fue alumno de la compañía valenciana especializada en improvisación, Imprebis, con más de 20 años de trayectoria. Ahora intenta seguir su estela con su propia compañía, Subit!, y con el València Improv Festival -que ya va por su cuarta edición-, junto a Ezequiel Navarro y Xavi Romero.

El festival se mira en el espejo del certamen Zaragoza Improvisa, el encuentro nacional de improvisación que se celebra el mes de noviembre. "A partir de ese encuentro se ha generado una red nacional de aficionados a la improvisación. Sé que si voy a Mallorca voy a tener casa y que si quiero puedo participar en un espectáculo de improvisación allí mismo. Somos una gran familia", explica. De hecho, muchos de los que se encuentran en la Sala 2 del teatro del Centro Cultural Carolina vienen de ciudades como Cádiz, Madrid o Mallorca atraídos por la improvisación. Cuando uno "monta algo", como dice David, los demás acuden a la llamada.

Las tres caras de la 'impro'

"Nos gustaría que el festival fuera más conocido por el público. Queremos que la gente se ría. La mayoría de las personas que vienen a ver las obras se sorprenden de que los actores estén improvisando", explica Fajardo, quien admite que la mayoría de los actores se conocen el mismo día de la representación. "Porque en esta disciplina no se ensaya, pero sí se entrena".

Los entrenamientos se basan primero en juegos. "Aunque solo para calentar". El pilla-pilla, el ninja... cualquiera es válido para ganar confianza y dejar atrás la vergüenza. "También hay que perder el ego. La improvisación se basa en pocos códigos. Solo hay que tener empatía, saber escuchar, ser espontáneo y poder aceptar cualquier situación", explica el responsable del certamen. "Ah, y sobre todo, hay que tener agilidad mental", señala. Pues para poder improvisar sobre las tablas, cada uno debe asumir el rol de actor, director de escena y dramaturgo. Y todo en tiempo real. "La clave para poder hacerlo es asumir el concepto de equipo. Tú no podrás brillar sin conseguir que tu compañero brille. También tienes de tomar decisiones rápidas, ya que no todas las tramas que surgen en escena funcionan. El actor ha de poder ver eso dentro de su papel de dramaturgo", explica Fajardo entre risas. Es consciente de la dificultad de la tarea. Pero hace años que supo moverse en ella como pez en el agua. "Descubrí la improvisación hace ocho años en un taller, y me enganché enseguida. A la mayoría nos gusta el riesgo". Según él, las personas que se sienten atraídas por la improvisación son extrovertidas y abiertas, aunque no todas están interesadas en ser actores profesionales. "Muchos de los alumnos de los cursos de improvisación que impartimos en la Sala Carolina no quieren ser actores, sino que quieren aplicar lo que aprenden aquí en su vida real. Te enseña a ver la vida de otra manera", asegura Fajardo.

Tanto es así que su compañía imparte incluso algunos cursos en empresas privadas movidas por el fenómeno del coaching. "Los compañeros de trabajo aprenden a tratarse de otra manera y, en general, destensa".

La cuarta edición del València Improv Festival - que cierra mañana su programación- trae dos espectáculos "improvisados" nunca vistos en el cap i casal, como Barrio, un espectáculo donde varios actores preguntan a los transeúntes sobre qué tema quieren que improvisen y lo llevan a escena allí mismo. La actividad se llevará a cabo mañana en la plaza Rojas Clemente de València a partir de las 12 horas. Otro de los espectáculos innovadores es Descubrimientos improvisados pseudocientíficos sobre el color caca, donde un supuesto grupo de científicos muestran los resultados de sus estudios sobre los colores. La obra se llevará a cabo hoy en la Sala Carolina a partir de las 20 horas. A parte de la improvisación, estas obras tienen en común el humor, uno de los principales ingredientes de la impro, pero no el único. "Muchos de los actores cómicos de nuestro país han empezado en la improvisación, como Dani Rovira o Ana Morgade. También es conocido en el mundillo Bill Murray. Sin lugar a dudas, la improvisación humorística es la más conocida, pero no es lo único que se puede hacer.

¿Podría un actor consagrado hacer bien una improvisación? "Sí y no. La mayoría se rajaría. Piensan que es como tirarse al vacío. Y tienen razón".