El escritor Álex Rovira se encuentra inmerso en la promoción de su último libro, Alegría, un relato de crecimiento personal que coescribió junto a Francesc Miralles, cuya respuesta por parte del público, asegura, «nos está dando muchas alegrías».
¿Le molesta la etiqueta de libro de autoayuda?
No, para nada. Lo que me importa realmente es que le llegue al lector o la lectora y que le guste este contenido. Habla de una emoción fundamental que es la alegría y que ha sido muy poco abordada a lo largo de la historia tanto desde la psicología como desde la filosofía. Se han abordado mucho emociones como el miedo, la tristeza, la rabia pero en la alegría apenas se ha llegado al 2 por ciento de la investigación.
Firma el libro junto a Francesc Miralles.
Llevamos muchos años trabajando juntos, creo que este es el sexto libro. Somos muy amigos y nos entendemos muy bien, compartimos unos valores, una mirada y unos referentes intelectuales comunes y la verdad es que es un placer y muy fácil trabajar con él. Al final no sabes exactamente quién comenzó y quién acabó escribiendo qué porque tenemos muy buena sintonía.
¿Están satisfechos con el resultado o les ha quedado algo pendiente en el tintero?
Queríamos que fuese un libro amable, de fácil lectura y hemos tenido la inmensa suerte de que el grupo Planeta, a través del sello Zenith, ha hecho una pieza físicamente muy bonita, nos encanta y ya de entrada surgió tal y como lo teníamos planteado.
«Alegría» se divide en dos partes: una serie de cartas y una fábula para concluir. ¿Por qué han elegido ese formato?
La brújula interior, del que han pasado 16 años pero sigue teniendo buena aceptación y me dio curiosamente muchas alegrías se planteó con formato epistolar así que por el tono de lo que queríamos escribir decidimos recuperar ese formato. El libro se compone de una primera parte de ensayo con 30 capítulos que se centran en ideas muy concretas en relación a la alegría y como a ambos autores nos gusta mucho la figura del cuento decidimos incluir al final un relato que expresara de manera metafórica lo que se desarrolla en el ensayo.
Cualquier lector se puede sentir reflejado en Tristán, el protagonista de esa fábula, un solitario que un día se da cuenta de que ha perdido la alegría.
La idea es precisamente ésa. Escribimos el libro porque el tema resultaba muy interesante y se había hecho muy poco pero en segundo lugar para constatar lo que la fábula pone de manifiesto: que muchas personas van perdiendo la alegría, algo muy triste porque es una emoción que debería formar parte de nuestra cotidianidad con mucha más frecuencia.
¿Qué destacaría de «Alegría»?
La alegría no la definimos solo como una emoción sino que creemos que es nuestra naturaleza. Un niño en condiciones normales de afecto manifiesta muchos más momentos de alegría. Es pura alegría pero a medida que avanzamos en las diferentes etapas de la vida esa alegría se van perdiendo y ésa es la idea fundamental. La alegría, por lo tanto, no pasa tanto por una provocación sino por crear las circunstancias para que pueda emerger. Tiene que ver con contactar con lo esencial, con despojarnos de artificios y de dinámicas, contextos, necesidades, deseos que lo único que hacen es desconectarnos de esa alegría que somos naturalmente.
¿Lo que define en el libro como des-cubrir la alegría?
Eso es. Destaparla, exactamente eso.
