El visitante que llega a Ámsterdam no tendrá ningún problema en preguntar en las oficinas de Turismo por el museo de uno de sus pintores más célebres: Vincent van Gogh. Lo mismo ocurrirá en Málaga, donde el Museo Picasso es visita obligada. ¿Qué decir de Dalí en su ciudad natal Figueres?

Sin embargo, el turista y vecino de València lo tendrá más complicado si busca un museo de su pintor más internacional: Joaquín Sorolla. Aunque el pintor valenciano eligió Madrid para vivir gran parte de su vida, el maestro del luminismo volvía siempre que podía a su tierra. De ella bebió la luz que plasmaba en sus lienzos, las playas que retrataba, el sol que se colaba por cada pliegue de jóvenes mujeres que paseaban y dibujaba bajo el cielo mediterráneo o los jardines, que desde ayer "aromatizan" la Fundación Bancaja y que repasan la "obsesión gozosa" del artista por estos paisajes.

Pese a la siempre presente València en su obra -ciudad que a llevado a todos los rincones del mundo fascinados por su pintura-, Sorolla no cuenta a día de hoy con un espacio dedicado en exclusiva a su persona. Por ahora, la tierra que lo vio nacer se conforma con exposiciones puntuales, de ida y vuelta, que dejan al visitante con ganas de más.

Pese a que hasta el 19 de marzo la Fundación Bancaja expone más de 120 obras del pintor de temática de jardín, el amante de Sorolla solo tiene a su alcance poco más de la treintena de obras que actualmente cuelgan de la sala Sorolla del Museo de Bellas Artes de València.

Sin embargo, en València hay obra como para sentar las bases de un futuro museo dedicado íntegramente al pintor valenciano. En concreto, habría unas 150 obras, según explica a Levante-EMV el catedrático de historia del arte en la Universitat de València Francisco Javier Pérez Rojas, experto en arte valenciano del siglo XIX, quien en 1997 recibió el encargo de organizar la exposición 'Sorolla en las colecciones valencianas'. Entonces reunió en el Centre del Carme menos de un centenar de piezas. "Cuando me encargaron la exposición parecía que no había nada y al final se duplicó el número". "Y eso fue cuando no había este boom de Sorolla que hay ahora", señala el experto en arte. Ahora hay más. Ahora haría una exposición diferente porque ahora hay más obra de sorolla entre coleccionistas privados.

Entonces, Pérez Rojas estimaba en más de 130 las obras de Sorolla en València. Hoy, calcula que esta cifra podría haber aumentado hasta las 150, a pesar de que algunas de las más importantes como Pescadores valencianos salieron de España en subasta. Esta obra, en concreto, salió de València en 2012, cuando fue subastada por 4,5 millones de euros.

Estas 150 obras -siempre aproximadamente- están hoy en manos de instituciones públicas y privadas, así como en colecciones particulares que podrían aumentar esta cifra al no existir un catálogo de ellas. Aún así, el Museo de Bellas Artes de València es una de las instituciones con más obra de Sorolla: 42 pinturas y 11 dibujos, que expone -no todos- en la sala que lleva el nombre del pintor valenciano. Mientras, el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) cuenta entre sus fondos con dos piezas: Ráfaga de viento y Escena de playa. El Ayuntamiento de València también puede presumir de tener tres obras del maestro del luminismo: Mi familia, Mi jardín y Monja en el jardín, habitualmente todas expuestas en el Museu de la Ciutat.

Igualmente, la Diputación de València -muy vinculada a Sorolla, pues el artista disfrutó de una beca por la corporación provincial- cuenta con su obra. Entre las piezas que tiene destaca Pescadoras valencianas, una obra que la Diputación compró en una subasta de Sotheby's en Londres 1979 por 22 millones de pesetas. El límite que se puso entonces fue de unos 12 millones de pesetas. Pero el entonces presidente de la Diputación, el socialista Manuel Girona, pensó que era "una oportunidad única, que no debía dejar escapar", dijo él mismo.

Además de estas obras en manos públicas, distintas colecciones privadas como la familia Lladró (que han prestado un cuadro a la exposición de Bancaja) cuenta también con sus propios Sorolla.