La pintora Antonia Mir reivindicó el mestizaje de las culturas indígena e hispánica ayer, durante la ceremonia en la que recibió la Medalla de la Universitat de València. El acto tuvo lugar ayer por la mañana en el Paraninfo del edificio histórico de La Nau. La laudatio fue leída por Román de la Calle, profesor honorario de la Universitat de València desde su jubilación como catedrático de Estética, y Antonio Ariño, catedrático de Sociología y vicerrector de Cultura e Igualdad. El rector, Esteban Morcillo, destacó el nivel internacional de la obra de Antonia Mir, «que además va acompañada de una gran calidad humana». Al acto también asistió Josep Vicent Boira, secretario autonómico de Vivenda, Obres Públiques i Vertebració del Territori; y Jesús Monzó, alcalde de Catarroja.

La nueva doctora honoris causa explicó cómo el descubrimiento de los altares fúnebres mexicanos influyó en la evolución de su pintura. «Vida y muerte, duelo y gozo, barroquismo, ternura y llanto coexisten, delatan emociones intrínsecas y regalan los sentidos en el Día de Difuntos mexicano, tiempo de ofrendas que he trasladado a tablas y lienzos, captando toda clase de matices esenciales y cromáticos», explicó.