La «comedia para sonreír» «Càries» llega hoy al Teatro Rialto de València con «un científico 'tocamuelas'» que descubre un remedio para esta enfermedad dental y se enfrenta a la «todopoderosa» industria farmacéutica para sacar este hallazgo adelante. Desde este punto de origen, arranca una comedia «muy sencilla» y «pensada desde el patio de butacas» que sin embargo también esconde «un trasfondo social».

Así lo manifestó ayer parte del equipo de la obra. En concreto, mostraron las claves de este espectáculo «fresco y divertido» los actores Juansa Lloret, Ernesto Pastor y Arantxa González; el autor del texto, Juan Luis Mira; el ayudante de dirección Manuel Ochoa, además del director adjunto de artes escénicas del Institut Valencià de Cultura (IVC), Roberto García.

La obra ya ha pasado por el Teatro Arniches de Alicante y por el Principal de Castelló, en ambos casos representada en castellano, y ahora llega a València, al Rialto, y lo hace en valenciano como muestra de la «vertebración territorial lingüística» de la que busca formar parte también esta producción pública, según explicó Roberto García.

Entre Allen y Tarantino

Juan Luis Mira señaló que escribió este texto teatral al mismo tiempo que relataba esta historia en formato novela. «Una suite, un magnate todopoderoso, un científico con alma de perdedor decidido a ser Woody Allen y Tarantino al mismo tiempo, una pistola, una intérprete de polaco y lo que haga falta. Muchos besos y sonrisas en el cajón». Esta es la premisa de la que parte «Càries».

Mira comentó que se trata de la historia -«verídica», remarcó- de un científico valenciano que descubre un remedio contra la caries y se enfrenta a la industria farmacéutica y a sus intereses para que su investigación se pueda aplicar. «Todo parte de un beso», de donde aparece «el inhibidor de las caries», añadió.

Esto plantea, según indicó, que la salud «no es igual para todos» y que esta industria es «el gran poder del mundo». «Quien puede manejar la salud puede manejar el mundo», agregó. El autor aseguró que existen remedios farmacéuticos «metidos en los cajones» por intereses de estas empresas y, a raíz de este conflicto, el científico descubre que «el mundo le pone la zancadilla», mientras «él, con su ingenuidad, cree que va a llegar alto».

Desde este punto arranca una comedia «muy sencilla» y «pensada desde el patio de butacas» que, sin embargo, también tiene «un trasfondo social». Es una comedia «para sonreír», pero «lo serio con una sonrisa se dice mucho mejor», valoró Mira. Además de esta seriedad, el autor también reveló que se esconden «homenajes velados» a Billy Wilder y, especialmente, a El apartamento.

Manuel Ochoa, por su parte, defendió que «no podemos dejar que la comedia sea un género mejor, porque no lo es» y avanzó que esta «Càries» «permite jugar con el tema (de la obra) y crear situaciones muy divertidas».

Por parte de los actores, Pastor afirmó que este es un «trabajo de equipo» en el que «ha habido una complicidad enorme», mientras que González afirmó que en esta obra hay comedia, misterio y thriller y Lloret invitó a los espectadores a ir «a divertirse», ya que «el mundo está hecho una mierda».