«Todo en mi vida ha sido apasionante», afirmaba Aline Griffith, condesa de Romanones, y aseguraba que su marido se enteró de que era espía el día antes de su boda: «No se lo creyó, lo descubrió durante nuestra luna de miel, en una cena con mi jefe».

Tras su matrimonio, se retiró como espía. «Mi marido me obligó a abandonar mi trabajo, estaba tan enamorada que me daba igual continuar», pero diez años después volvió. «¿Quién iba a sospechar de una condesa española?», decía. Considerada como una las personas más importantes de la jet set internacional, Aline Griffith también escribía. Su primera obra fue Historia de Pascualete (1964), que recoge las vivencias de los condes de Romanones en esta finca extremeña de su propiedad.

Sin embargo, se hizo famosa como novelista con la publicación en 1988 de La espía que vestía de rojo, donde relató sus primeras peripecias como espía. «He tenido una vida cómoda, fabulosa», decía la condesa, quien reconocía que vivió años «emocionantes y divertidos» y se codeó con los presidentes de EE UU Richard Nixon y Ronald Reagan, y actrices como Ava Gardner, Audrey Hepburn y Deborah Kerr.

Rainiero de Mónaco y Grace Kelly, Jacqueline Kennedy, la duquesa de Alba, Imelda Marcos y los duques de Windsor fueron algunos de sus amigos. «A veces me he sentido avergonzada por disfrutar tanto, mientras mis hermanos y otras personas luchaban por su patria», aseguró. Madre de tres hijos y abuela de trece nietos, Griffth nunca se sentía culpable por trabajar fuera de casa, tenía tiempo para todo, aseguraba: «No pierdo el tiempo charlando con amigas por teléfono. Me gusta ocuparme de mis cosas».