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Entrevista

Ramón Tebar: "Ni los políticos ni la sociedad pueden permitirse el fracaso del Palau de les Arts"

«¿Se imagina una Comunitat Valenciana sin paella, naranjas, porcelana o fallas? La música es una de nuestras identidades como pueblo»

Ramón Tebar: "Ni los políticos ni la sociedad pueden permitirse el fracaso del Palau de les Arts"

P ¿Cómo es el «Don Carlo» que estamos viendo estos días en el Palau de les Arts?

R Es un Don Carlo con un reparto muy sólido, que cuenta con varias estrellas, entre ellas el siempre fantástico Plácido Domingo, y con una orquesta y coro con el que he podido hacer música siempre a un nivel musical muy alto. La escenografía es realmente monumental, y precisa de un equipo técnico muy coordinado que hace una gran labor durante los movimientos de los módulos de la escenografía. Un trabajo muy complejo que demuestra un virtuosismo técnico justamente reconocido por el director de escena que los saca a saludar junto al resto de artistas al final de cada función, algo inusual.

P ¿Qué nos cuenta la partitura que no hace el libreto?

R Todo. Verdi es teatro en cada nota. Es uno de esos pocos genios en lo que todo lo esencial y necesario está escrito. No hace falta nada más ni menos. Su orquestación nos da pistas de las luces necesarias en la escena, la atmósfera se respira en las texturas de su escritura, el carácter y expresión de los personajes en el fraseo que pide de los cantantes y coro, en los parlatos, recitativos, etcétera... al menos, así es como yo lo veo. Uno de esos ejemplos es el dúo entre Felipe II y el Gran Inquisidor, el uso de las cuerdas graves y el contrafagot, la respuesta sincopada de los trombones, el color de esta página es especialmente siniestra, tenebrosa, oscura, terrorífica,... ni más ni menos como la figura del Inquisidor, una imagen del oscurantismo de la institución de la Inquisición de ese tiempo. Es una página que cualquier compositor de música para películas de terror estaría orgulloso de firmar.

P Ha abierto la temporada en el coliseo, ¿siente nervios o presión antes de cada representación?

R Responsabilidad. La adrenalina se acelera días antes del estreno hasta el momento de salir delante del público. Eso ayuda a mantener la tensión y concentración durante la representación. Pero también, cuando se ha ensayado a conciencia hay una cierta seguridad al salir al foso. Obviamente, siempre van a surgir imprevistos, algunos de ellos incontrolables o que no dependen de mí. Se intenta corregirlos si es posible. Al final, todos somos humanos. Intento no pensar en otras cosas ajenas a la música, así limito la presión, que sin duda puede aparecer. Pero, aunque leo las críticas, intento leerlas después de dos o tres funciones. Y afortunadamente, debo agradecer a la crítica en general aquí pues siempre han sido muy generosos conmigo incluso cuando las comparaciones eran inevitables. También tengo muy asumido que no se puede gustar a todo el mundo, pero tengo clarísimo que los artistas no hacemos música para los críticos, sino para el público.

P Y en febrero se llevó «La Traviata» de Valentino, el título más «goloso» de la temporada. ¿Se siente el «niño mimado» de Les Arts?

R Estoy muy agradecido de que Livermore haya contado conmigo y que las instituciones me sigan apoyando desde mi nombramiento, sobre todo después de no haber dirigido nunca antes en mi tierra. Yo no puedo más que agradecerles lo que han hecho por mí en València. También me siento honrado de que Plácido Domingo me quisiera para un segundo Verdi con él en Les Arts. Ya es mi cuarto Verdi en la que es una de mis casas musicales en el mundo.

P Abre temporada, es el nuevo director de la Orquesta de València. ¿Podemos hablar su mejor año?

R Sería más justo decir que desde que empecé a dirigir cada año ha sido mi mejor año. No solo porque cada año ha sido mejor que el anterior, sino porque puedo vivir de hacer lo que más me gusta. Y por ello me siento muy afortunado. Este año desde luego es muy bueno, y el que viene se presenta también con proyectos nuevos, interesantes e importantes para el momento en el que estoy. Mi debut en el foso del Liceu o en la Ópera de Viena, un nuevo camino con la Orquesta de València,... son algunos de ellos, así como haber podido grabar mis primeros dos discos con dos de los mejores sellos mundiales: Universal Music y DECCA.

P ¿Qué le pide artísticamente a los Reyes Magos?

R Nunca he pedido nada a los Reyes Magos, he esperado a que me traigan lo que pudieran en cada momento. Así es que me conformo con seguir a mi ritmo, con pasos sólidos y sin precipitaciones. Cada cosa tiene que llegar en su momento, cuando me sienta preparado. Errores se cometen siempre, pero hay que dejar un margen para poder maniobrar, incluso tomar riesgos de vez en cuando. Pero siempre en el marco del trabajo, pues trabajo y estudio mucho. Por supuesto, si me miro en el espejo de alguien como Plácido Domingo, a veces siento que lo mío es una vacación (risas). Así es que sólo puedo pedir salud para disfrutar de la música que hago, de mis amigos y mi familia.

P Tengo que preguntarle por la dimisión de Davide Livermore. ¿Cómo la vivió?

R Con mucha sorpresa. El día anterior tuvimos una rueda de prensa de Don Carlo, muy buena en mi opinión. Nada me hizo pensar que al día siguiente dimitiría.

P ¿Entendió sus motivos?

R Respeto su decisión y entiendo que irse así es resultado de haberlo meditado con detenimiento. Como le decía antes, yo no puedo más que agradecerle lo que ha hecho por mí en València, pues esto me ha abierto puertas en otros lugares de España, en el extranjero, y sin ir más lejos, en la propia Orquesta de València.

P No estuvo en su despedida.

R Me enteré de su dimisión por la prensa, unas horas antes del ensayo pregeneral.

P ¿Cree que se está tratando bien Les Arts?

R No conozco más detalles que los que he leído en prensa. Por mi posición como director principal invitado no intervengo en las decisiones artísticas internas. Sin duda, y esto es algo que digo siempre que tengo la oportunidad, en la mayoría de los países, siempre se puede tratar mejor a la cultura. Yo quisiera que en España diéramos a la música, al arte y a la cultura en general la misma importancia que en Alemania, Austria o algunos países nórdicos. En mi mundo ideal, la cultura debería estar al nivel de la nutrición corporal, pues para mí, la música es el alimento del alma. Si en los colegios, el lenguaje de la música, que es uno de los lenguajes al que más expuesto estamos en nuestra vida cotidiana, no se le da el lugar que merece, no podemos pretender que la sociedad nos lo dé a los músicos o a la música. Podemos reivindicar infinitamente lo que creemos, pero si no se implanta en la educación desde niños, creo que la mayoría de nuestras reivindicaciones no tendrán la respuesta que esperamos. El problema siempre está en la educación. Aprovecho esto para advertir algo que desde pequeño siempre me costó entender, y en la edad adulta me parece aún más incomprensible. Por ejemplo, en España, casi el 40 % de la sociedad no lee nunca o casi nunca, y esto a pesar de haber aprendido a leer en las escuelas. Pues bien, sin embargo la exposición a la música es mucho mayor y más constante en nuestra sociedad. Es decir, lo queramos o no, todos (con excepción de las personas sordas) estamos expuestos a la música de una u otra forma: en la radio, televisión, cine, restaurantes, centros comerciales, ascensores, salas de espera, conciertos,... y sin embargo la inmensa mayoría no sabe leer música. ¿No sería lógico que se enseñara también el lenguaje musical en los colegios? Puestos a ser pragmáticos, la sociedad actual está más expuesta a escuchar música diariamente, incluso sin pretenderlo, que a que se le abra a uno un libro ante los ojos sin quererlo.

P ¿Le parece bien la fórmula de elegir director artístico por concurso?

R No me interesan los métodos sino el resultado.

P ¿Teme por el futuro de Les Arts?

R No. Ni los políticos ni la sociedad valenciana podrían permitirse el fracaso de una institución como Les Arts. Si en València, la cuidad de la música, una institución musical estuviera en peligro, habríamos fracasado como sociedad. Tenemos que potenciar nuestros talentos y venderlos al mundo. Tenemos Les Arts, la Orquesta de València, las bandas de música,... Somos una sociedad musical. Permita que me atreva con esta comparación. Pero, ¿se imagina una Comunidad Valenciana sin paella, sin naranjas, sin porcelana o sin fallas? La música es una de nuestras identidades como pueblo.

P ¿Qué espera del nuevo director artístico del coliseo?

R Una gestión efectiva y comprometida con València y todas las instituciones musicales de esta maravillosa ciudad musical y que, al mismo tiempo, mantenga un nivel internacional.

P ¿Cuál es el peor enemigo de la cultura?

R La rutina y la ignorancia.

P ¿Ya ha empezado a trabajar con la Orquesta de València?

R En planificación, programación y proyectos de futuro.

P ¿Qué echa de menos entre tanto ir y venir debido a sus compromisos internacionales?

R A mi familia y amigos.

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