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Entrevista

Elia Kazan: "El cine es una maravilla pero impone la censura del negocio"

«No me gusta que me entrevisten, quería ser actor y hasta fui a Hollywood como tal, pero triunfé en Broadway»

Elia Kazan: "El cine es una maravilla pero impone la censura del negocio"

He estado con Elia Kazan en vivo y en directo en tres ocasiones. La primera pasé una semana entera con él; la última fueron varios días en València- un terrible desencanto- y en medio, la más arriesgada, en las islas del Egeo. Vamos a Estambul. Vuelen conmigo al 1988. «Des que Anne Marie em va enviar una postal de Constantinoble he somiat amb Estambul». Eso pone en mi diario el primero de abril de 1988. Y el día 2 estaba allí tan maravillado.

Entro en el hotel Marmara y enseguida estoy con Katharzina Figura, -es alguien entre Marylin Monroe y Anita Egberg, pero que sabe quienes son Witkiewics, Gombrowicz y Bruno Shulz- y Catherine Wilkening. Justo en eso, mientras le hablo a Katharzina de Elia Kazan hete ahí que entra. Es él quien se acerca a mí.

Viene el maestro, le saludo y le digo: «He visto 20 veces Splendor in the Grass, sé que la escribió William Inge para Warren y he publicado un libro con poemas sobre su film». Lo que benévolamente me agradece y me da conversación. Él es una leyenda ambulante. Parece gozar de salud, se muestra campechano conmigo, hasta sencillo-¿es una táctica?-. Pero él sabe lo que quiere, siempre se sale con la suya (esto dice en mi diario). Él no ha ido nunca a ningún festival, me lo remarca. Me pregunta por la rubia.

P Es polaca, ha hecho «Train To Hollywood, una feliz comedia».

R Tráigala. A ver señorita, usted qué hace perdida en Polonia€lo que debe hacer es coger la maleta y venirse a Hollywood tal cual, no le hace falta presentación, pero si quiere, yo la recomiendo, me basta con verla, usted tiene pasta de Superstar. Tiene el stuff. Se parece tanto a Marylin que me tiene mareado.

Escuchamos lo que dice y quedo con él para comer. El 17 me encontraba tras varios éxitos personales- todos me preguntan si soy turco- y Katharzina me mima, aunque su marido, hijo del presidente de Polonia, se pone histérico, es celoso. Con una mujer así€ Más porque ella le ha hablado de Kazan.

P A ver señor Kazan si me permite la pregunta ¿cómo por aquí?

R Yo nací en Estambul, aquí cerca, la barriada armenia, en 1909. Y aquí realicé uno de mis mejores filmes, Amerika Amerika. En realidad me llamo Kazangloglu.

P ¿Y ya no hace más cine?

R Me retiré de la profesión hace 15 años, prefería escribir.

P ¿Y no va a volver al cine?

R Tengo un proyecto, sí.

P ¿No encuentra productores?

R No será en el Hollywood de ahora donde lo vayan a financiar.

P ¿Su fracaso en «The Last Tycoon» tiene la culpa?

R El cine es una industria. Existe la censura del negocio, todo por la pasta.

P ¿Le gusta más el teatro o el cine?

R El cine es una maravilla, la novena Wonder World. Pero a mí me gustan más los deportes.

P Y las chicas guapas y macizas.

R Sí, eso no es pecado. Es normal. Cualquiera las prefiere guapas.

P ¿Y cómo será lo que va a hacer?

R Cada filme mío ha sido completamente diferente del anterior. Si hago el siguiente espero que esa regla no escrita se cumpla.

P ¿Cree usted que el cine y la televisión pueden aliarse?

R Por favor no vean nunca mis filmes en la pantalla pequeña, los destrozan con publicidad, los cortan, son infames y canallas. No respetan ni a los artistas ni al público. Todo es mercancía...

P ¿Se siente turco?

R Nací aquí, soy miembro de una minoría, dentro de un vasto Imperio entonces. Emigré tras muchos conflictos, llegué con mis padres a Estados Unidos. No se olvida nada. Quiero lo mejor para este pueblo. Que no haya más guerras. Que no haya nunca más minorías oprimidas.

Y Kazan me premia dos veces, y me dice : « ¿Por qué no come conmigo en Aci Baba? Está cerca».

P ¿¡Cómo!?

R Enfrente del Institut Français.

Bueno la comida fue un placer, él, de origen armenio, conoce al dedillo la cocina turca.

R Es mi restaurante preferido y lo mejor es aquí, en el jardín, a nadie se le ocurre que hay un maravilloso jardín, oculto, de un antiguo palacio.

P Me alegro de perder el tiempo con usted, sin hacer nada, disfrutando con el sencillo placer, bueno, aprendiendo de usted, como aprendí en 1969 de Glauber Rocha o de Fernando Fernán Gómez en 1970.

R No me gusta que me entrevisten, yo opongo resistencia, es algo así como psicoanalítico, es una resistencia profunda, yo quería ser actor, estrené obras, hasta fui a Hollywood como tal. Pero triunfé en Broadway, era mi destino.

P Compréndame, yo debo intentarlo, soy el inspector molesto de Prietsley, «Llamada a un inspector» o como si usted y yo, que a su lado, pinto cero, fuéramos Michael Caine y Lawrence Olivier.

R Como si fuera el de Gogol. Podemos hacer algo mejor. Usted va a estar aquí hasta el día 14 y me hacen un homenaje en el pueblo donde nací, el alcalde es un pesado, venga conmigo, le digo que es una estrella, él se lo traga, y nos divertimos. ¿Se deja dirigir?

P Bueno, por un gran director sí. Por usted todo saldrá bien, vamos a dar el golpe.

R Podría usted ser mi hijo.

P ¿El que regresa de Vietnam en «El Ajuste»?

R Se ha hablado mucho pero no ha dado un duro. Pero peor me fue con The Last Tycon...

P Bueno, De Niro no estaba mal, la fotografía estaba bien, pero el arranque era de risa y la chica no merecía perder la cabeza -yo no la hubiera perdido, por Eva Marie Saint sí- o morir (como hizo por la el gran Thalberg por su chica, la actriz€).

Así que me embarca en un trayecto por toda Anatolia y vamos a donde los Kazangloglu perdieron el gorro, y les exterminaron o casi. Y desde donde ese abuelo salió con las alfombras, como contó en America America (una obra maestra). La vi tres veces seguidas en el Coliseum. Le cuento como era la sala, de Goërlich, puro Decó.

R Hay salas así en Nueva York, han sido teatros, cinemas, se han cerrado, se desmoronan. Es el progreso. Así avanza este mundo, esta vida.

El acto es sencillo, no duró mucho, el discurso del alcalde se hizo largo, la verdad, yo el turco no lo entendí, si él lo entendía mejor. Al volver estamos agotados, me temo que no querrá saber más de mí, han sido muchas horas observándole y unas haciendo comedia ambos. Soy su acompañante y un actor famoso, claro, quien da más. Pero volvemos a su restaurante preferido.

R Le esperaba, porque no ha venido a cenar ayer.

P ¿Le digo la verdad señor Kazan? Un magnifico actor, como Alkepine, me ha invitado a verle bailar, es coreógrafo, he ido a la boda de unos millonarios turcos en el Sheraton.

R ¿Y por qué no en el hotel junto a la Torre de Galata?

P ¿Ah, ahí rodaron Carol Reed, Orson Welles y Foster, que firmó el filme «La máscara de Dimitrios». ¡Qué novela! Me fascina todavía y las tomas de la fuga€

R Eso sería de Orson Welles como en El tercer hombre€

P Eso sospeché yo cuando la vi la primera vez.

R Usted siempre sospecha.

P Pues ha llegado el momento que dispare.

R ¿Va a disparar? No me dé muy fuerte, soy mucho más mayor que usted...

P Y sabe más el demonio por viejo que por diablo€

R Usted se las sabe todas.

P No sé que me hace preguntar algo que le duele más. ¿Es cierto que Brando era bisexual?

R Era una fuerza de la naturaleza, él triunfó como un huracán, pero era muy inmaduro, se crío con una madre alcoholizada. Vino al Actor´s Studio, me di cuenta que el diamante en bruto que era y que una vez pulido no tendría comparación posible. Y claro, quise asegurarme que estaría en mi nueva obra, Un tranvía llamado deseo, se lo envié a Tennesse Williams y pasó la prueba, se especula mucho.

P Pero él le preguntó

R Yo le dije que fuera al psicoanalista, no creo que fuera gay. ¿Lo ha mirado bien?

P Y tanto señor Kazan, me lo he comido con los ojos, veo día sí y día también «A straitcar named Desire», por cada escena, me pone los pelos de punta y la piel de gallina.

R El tenía muchas chicas, Rita Moreno, Shelley Winter, las que quisiera..

.

P Y chicos...

R No me insista. No me lo sacará. Mentiría.

P Dice Truman Capote que se lo montaba con James Dean, que lo perseguía.

R Gore Vidal dice que Truman era el mayor mentiroso del mundo. Se mire como se mire, Brando ha sido el último gran actor.

P Vale. ¿Y qué me dice de Montgomery Clif?

R Bueno, sí, tendría un complejo de Edipo, su madre era muy fuerte y lista. Le educó como a un príncipe con el dinero de una tía de su abuelo (que no la conoció ni la reconoció a ella, Suny). Pero él a mi no me habló nunca de sus amoríos.

P ¿Y Warren le habló?

R Ese, mientras rodábamos Esplendor en la hierba (1961) se hacía a Joan Collins ¿Usted no se la hubiera tumbado? Le veo la cara que pone.

P Mire, yo era un adolescente y vi «Tierra de Faraones» y aún me dura el calentón.

R Es posible, a mi me dura el de Marylin Monroe. Y a mi edad€es ridículo.

P ¿Engañó usted a Arthur Miller, su amigo?

R El escribió un guión para mí, luego estrenó Panorama desde el puente y yo hice La ley del silencio, con un gran guion, así que cada uno hizo lo que debía y podía, sin desmerecer nada.

P Yo ni quito ni pongo rey€pregunto, en mi pueblo dicen: «¿Preguntar es ofender?».

R No me ofende quien quiere, aunque se empeñe.

P Usted es un arrepentido y ante el Comité de Actividades Antiamericanas «You named names...»

R Sabía que iba a preguntármelo, es una razón por la que huyo de las entrevistas, siempre igual. Lo he aclarado, lo he escrito. Está ya explicado. «Nothing to declare», que me registren.

P Lo ha purgado.

R Mire los comunistas no tenían razón, dejé de ser comunista. ¿Me está permitido cambiar de opinión y alejarme del partido (entonces estalinista)? ¿Podía entrar y no podía salir cuando quisiera y debiera?

P Vamos a más. ¿Es cierto que ha enterrado a su mujer ahí en el jardín de casa? ¿Qué hace?

R ¿Pero quién le ha contado eso? Bueno, yo me casé, tres veces. Pero no me he divorciado nunca, todas mis esposas fallecieron antes, las tengo a las tres en casa. Hay quien echa las cenizas en el mar, yo las eché en el jardín, cerca, siempre me lo perdonaban todo. No hago necrofilia, salgo a pasear, las recuerdo, imagino, y a veces€

P ¿Qué?

R Salgo a pasearme, a mirar, con mis nietos. No hay fantasmas. Todo está y vuelve a la tierra madre. Todo el mundo es humano, estoy en mi patio de atrás, como dicen los políticos.

P Mankiewicz dice en «Interview» que es difícil a su edad que le dejen hacer los guiones que tiene escritos, lo he leído volando hacia aquí.

R Usted lee mucho.

P Me gustaría leer su guion, ¿cómo va a titularse?

R «Beyond the Egian».

P Apúntese un tanto por ese sugerente título. Uno a cero. ¿Qué le pide al cine ahora?

R Que trabaje por la paz, por los hombres y las mujeres.

Corte brusco, estamos en las islas griegas. Están ensayando. Kazan para, me llama en un aparte.

R Usted está contradirigiendo ésto.

P ¿Yo?

R Le conozco y puede€

P Pero señor Kazan, cómo voy a contradirigir día a día. Si no soy ni director. Me hace un dudoso honor. Soy el invitado de piedra.

R No, ustedes pasan las noches juntos, en el hotel, salen a cenar juntos. Le ha enseñado inglés a Stratros, se ve, cuando le conocí y entablé conversación en el teatro de Atenas él no hablaba apenas inglés y ahora€ Además, ese ritmo, de National Youth Theatre, su voz es la de él, si, pero las pausas son de usted. Le repasa el guión y el diálogo. Es su coach. ¿No?

P ¿Qué dice? Alucina y me hace alucinar.

R Y ella, ella le hace caso, todos los días trae nuevas ideas. El único que hace lo que yo sugiero es Nicholas Cage y es él, pero, se nota, no puede aportar nada€ Está ya seco y embalsamado.

P Es usted tremendo, cree que esto estamos en «King Lear».

R Oh, si fuera Macbeth usted me quitaría el sitio.

P ¿Para qué? Aquí y más allá del Egeo, todo es su poder y su reino. Le estamos sometidos, y yo no soy nadie, como Ulisses en la isla.

R Mejor se queda en el hotel, no venga al barco.

P Es usted tremendo, cree que estamos en «King Lear».

R Como usted diga. Sus deseos son órdenes.

Así que me puse a leer El coloso de Marusi, la compré en Nauplia y me fascinó.

Y en eso (montaje acelerado). Llega a València el maestro Kazan (estamos en 1992) aún no le han dado el Oscar por toda una vida, lo merece sin duda, aunque algunos no se levantarán. Y se lo entregará Warren Beaty y no Marlon Brando. Voy y le llevo el volumen de sus memorias, me lo dedica (está en la Biblioteca Valenciana, con otros). Y cuando pregunto en la rueda de prensa no contesta a casi nada. Luego nos hacemos fotos. Me mira como si fuéramos extraños. Me dice que cambie de lado. Le miré como se mira a un zombie. No comprendía nada. Luego alguien de su entorno me dijo: no ve nada, no oye casi nada. «Se ha desmoronado, por eso las aseguradoras no están dispuestas a dejarle dirigir». No hizo Beyond the Egean, fue un naufragio.

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