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"El olvido es cómplice de la impunidad"

Alfons Cervera aprovecha su última novela, «La noche en los Beatles llegaron a Barcelona», para rescatar la crueldad de la policia franquista

"El olvido es cómplice de la impunidad"

Que nadie busque una historia más sobre aquel mítico concierto. La noche en que los Beatles llegaron a Barcelona es un relato contundente de la literatura del olvido que representa Alfons Cervera.

El primer plano de la portada del libro, con George, Paul, Ringo y John en fila como en el disco The alternate Abbey Road, deja en segundo plano la foto del edificio de Via Laietana, 43 de Barcelona, sede de la temida comisaría policial durante el franquismo. En sus sótanos terminó uno de los dos jóvenes de Los Yesares (el alegórico Gestalgar natal de Cervera) el 3 de julio de 1965, cuando iban a la Plaza Monumental de Barcelona al concierto de los Beatles.

Al mismo tiempo que empieza el concierto, suenan los golpes, vejaciones y torturas al jóven serrano, detenido en un control antes de entrar a Barcelona. El pelo largo fue suficiente motivo para que los agentes del comisario Antonio Creix (personaje real que Cervera se niega a citar por su nombre), aplicaran la sanguinaria ley de las dictaduras.

«La música de los Beatles me emociona tantos años después», responde Cervera cuando se le pregunta por la dureza del relato, pese a la portada del libro. «Y su concierto del 3 de julio de 1965 en Barcelona me sirve para poner contrapunto musical a una historia terrible protagonizada por uno de los policías más sanguinarios de la dictadura, Antonio Creix, que ejercía en los años sesenta en la siniestra comisaría de Via Laietana, en Barcelona», añade.

Durante las doce canciones que interpretaron los de Liverpool -desde «Twist and Shout» a «Long tall Sally»-, transcurre la novela, «Apenas cuarenta minutos que para ti fueron como cuarenta años o más en el recuento largo y tempestuoso de una vida», escribe en los pasajes finales de la novela.

Dedica el libro a los tres jóvenes que fueron asesinados en 1981 cuando iban a Sevilla, a la comunión del hermano de uno de ellos. ¿El olvido es cómplice de la impunidad?, pregunto. «Y tanto que el olvido es cómplice de la impunidad», responde. «Esos jóvenes fueron detenidos por la Guardia Civil, torturados, asesinados y quemados. Y luego los lanzaron a un barranco cerca de Almería. Los acusaban de pertenecer a ETA y era todo una patraña, un cruelísimo acto de violencia gratuita», recuerda.

Por eso el autor de las cinco novelas del ciclo de la memoria recogidas en el volumen Las voces fugitivas se queja «del éxito de las política de desmemoria», basado en «conseguir que la gente se desinterese del asunto, que considere el pasado como algo definitivamente pasado y que nada tiene que ver con lo que ahora nos pasa». «Lo digo en la novela: la única manera de cerrar heridas del pasado es contar ese pasado. Y contarlo con la más certera aproximación a la verdad, sin engaños torticeros, ni falsas versiones que tienen que ver con una heroicidad de pacotilla que con lo que realmente sucedió en este país y cuál fue el auténtico papel que jugaron sus protagonistas».

¿Por qué omite el nombre del criminal comisario? «Por un motivo. Si ponía el nombre del protagonista corría el riesgo de quien leyerá la novela pensara que ese comisario fue el único policía que disfrutaba torturando».

«La Transición tuvo una gracia especial para cambiarnos la memoria de aquel tiempo por el silencio y el olvido», se lee en la dedicatoria. Cervera sostiene que «el franquismo siguió muy presente en las políticas y sobre todo en la cultura de la democracia». Cree que una de las cuentas pendientes que dejó la Transición «es la posibilidad que la democracia generara su pròpia cultura. No ha sido así, y eso hace que mucho de lo de entonces siga presente ahora mismo». Y pone el ejemplo de los recientes incidentes en Callosa de Segura por la retirada de la Cruz de los Caídos, en complimento de la Ley de Memoria. «En algunas cosas, lamentablemente, es como si no hubieran pasado más de cuarenta años de la muerte de Franco».

La noche en que los Beatles llegaron a Barcelona es una de la novelas más íntimas de Alfons Cervera. Cuenta como el 3 de julio de 2006, cuarenta y un años después de aquel concierto en la Monumental, estaba en Cádiz en un curso sobre la memoria «en este país nuestro tan desmemoriado», donde fue acusado por un participante de no querer la reconcialición. «Cada cual entiende lo que le interesa entender».

«Estaba comiendo en Cádiz con el historiador Julio Aróstegui y sonó el teléfono. En València los vagones del Metro se habían estrellado y se sospechaba que eran muchos los muertos y heridos», se lee en la novela. «Ese día también era 3 de julio».

«Me da rabia algo que está pasado hoy en el mundo de la literatura: montones de gente que se dedican a escribir sin haber leído antes una sola línea». Quizás es la explicación del por qué Alfons Cervera no puede desprenderse de un cierto lirismo para contar las historias de sus novelas. «Sin ese mínimo lirismo, la historia que cuento resultaría insoportable. Y a eso ayudan bastante las canciones de los Beatles que aparecen en en la novela».

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