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Música

"La imaginación de Shostakóvich es inagotable"

La pianista valenciana Marisa Blanes regresa mañana al Palau de la Música con la segunda parte de «Preludios y Fugas» del compositor ruso

La pianista valenciana Marisa Blanes. levante-emv

n La pianista alcoyana Marisa Blanes vuelve mañana al escenario del Palau de la Música con un repertorio poco habitual: Preludios y Fugas, de Dmitri Shostakóvich (Rusia, 1906-1975). En realidad, el recital de mañana será una segunda parte, tras la primera llevada a cabo por la música valenciana el pasado 8 de febrero en el mismo escenario. La obra del músico ruso consta de 24 preludios y fugas. Blanes ya interpretó los 12 primeros y mañana regresa con los 12 restantes, en lo que ella misma califica como «un segundo volumen». El ciclo fue compuesto en los años 1950 y 51 y estrenado por la pianista Tatiana Nikolayeva (Rusia, 1924, EE UU, 1993) en Leningrado (hoy San Petersburgo).

Según avanza Blanes a Levante-EMV, el concierto de mañana comienza con el preludio 13 y acaba con la fuga 24, «la culminación del ciclo pianístico, una de las obras más monumentales de la literatura pianística de todos los tiempos», asegura rotunda la pianista valenciana.

Blanes se muestra entusiasmada con esta composición y su autor. «La imaginación de Shostakóvich es inagotable. En los preludios escuchamos desde temas con variaciones a dúos de ópera, scherzos? Es un material estructural, formal y musicalmente muy diverso. Las fugas son construcciones basadas en un tema y son a tres, cuatro y cinco voces, que organizan el discurso paralelamente», explica Blanes.

«Lo que realmente es importante es que Shostakóvich mira al futuro, pero no renuncia a la manera de componer del pasado. Esto es más que música. Shostakóvich sufrió la revolución bolchevique, el terror de Stalin, la primera guerra mundial? Tuvo una vida muy azarosa y esta composición significa que el ser humano es capaz de crear a pesar de las dificultades de la guerra, la opresión y la tiranía».

Sobre esta composición, añade que «pese a que son 24 miniaturas -como son más de tres horas de música se ha hecho en dos sesiones- es importante concebirlo como una unidad dramática y conceptual».

Al respecto, señala que «no es una música que se haga habitualmente como ciclo en el repertorio de un pianista. Los pianistas rusos suelen incluir algún preludio o fuga. Ningún pianista español ha hecho este ciclo. Yo lo hago porque he dedicado gran parte de mi estudio a esta música».

Blanes recuerda que estudió en Alemania con Nikolayeva y esto ha sido, en gran medida, lo que le ha llevado a abordar el titánico ciclo. «Me enamoré de este repertorio» y en cierto modo es un «homenaje» tanto a Nikolayeva como a Shostakóvich. «Fue una mujer impresionante. Una mujer pianista en esa época y con esa situación era para quitarse el sombrero».

Para Blanes, Shostakóvich «es el más grande sinfonista del siglo XX con 15 sinfonías, como la Leningrado, cuando su ciudad estaba sitiada en la segunda guerra mundial». «Es uno de los grandes de la música sinfónica y camerística. Uno de los grandes del siglo XX. Este repertorio es quizás menos conocido, pero es un documento que tiene un valor enorme pianística, musical e históricamente. En todos los niveles».

Respecto a sus gustos, asegura que «me gusta todo: la música, la interpretación? La música me gusta toda. No solo la clásica. Trato de expresar cosas y conectar y ascender a conciencias superiores en cualquier música que hago. Soy muy versátil. Me gusta la de cámara, la del siglo XX y la española del siglo XX porque es un compromiso personal con la recuperación de nuestro patrimonio», asegura la pianista valenciana.

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