Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Fernando Colomo: "Estamos peor que en los años 80 en términos de libertad de expresión"

«Para mí, hacer reír sigue siendo un misterio. Creo que soy un falso director de comedia», afirma el cineasta

Fernando Colomo: "Estamos peor que en los años 80 en términos de libertad de expresión"

Fernando Colomo acudió ayer a los cines Kinépolis de Paterna para presentar «La tribu». La última película del realizador madrileño está protagonizada por Paco León, que interpreta a un «killer» empresarial que recibe un brutal baño de humildad tras despedir a 300 trabajadores; y Carmen Machi, una «queli» que tuvo que dar a su hijo en adopción cuando sólo tenía 16 años. Colomo aprovecha la relación entre los dos personajes y su afición al baile para ofrecer uno de sus habituales retratos costumbristas en los que la comedia urbana se ve envuelta de cierto aire de drama social. «No creo en las cosas puras, ni en los dramas puros ni en las comedias puras», asegura el director.

P ¿Cómo nace el proyecto de «La Tribu»?

R A partir de un vídeo de una academia de baile de Badalona que había hecho un alumno de guión de Joaquín Oristrell (guionista de la película). Era una actuación de las «mamis» grabada con el teléfono móvil. Vimos tal explosión de energía, con esas mujeres bailando «street dance», con unas pintas geniales, y posando como posan al final del baile, que dijimos, ´hostia, esto tiene una película´.

P ¿Qué han cogido de esas «mamis» para la película?

R Lo que más nos interesaba no eran anécdotas concretas sino la idea general de tribu, de qué significa para ellas ir dos días a la semana a clases de baile, que para ellas es la actividad más importante de sus vidas. También que eran clase trabajadora: una limpiadora, una taxista, una enfermera... La idea era hacer protagonistas a personajes que normalmente no lo son, ni en el cine ni en la vida.

P ¿Busca que sus películas tengan un mensaje social o eso sale sólo?

R Lógicamente no podíamos hacer una película obviando la realidad de nuestro país y del mundo. La desigualdad salarial, la desigualdad entre hombres y mujeres... Todo eso está patente en la película. Queríamos ver cómo este hombre que representa Paco León, que está acostumbrado a un mundo en el que el dinero y el poder es fundamental, de pronto tenía que vivir y situarse con los más desfavorecidos y tenía que asimilarlo. Ese choque entre esos dos mundos era lo que nos interesaba.

P Un choque y una lucha de clases en sentido literal...

R Hay una violencia de hecho que nos está oprimiendo a una amplia mayoría. La película va como una comedia, pero empiezas a leer el guión y tiene escenas durillas... Momentos como cuando el personaje de Paco se entera de quién es o la confrontación con su madre no han sido fáciles de hacer, porque eran momentos de drama a los que queríamos dar un punto de comedia. Recuerdo que eso lo ensayamos mucho.

P ¿Al final será falso el tópico de que hacer comedia es más difícil que hacer drama?

R No, no, hacer reír es más difícil que hacer llorar, es un lugar común pero es cierto. Para mí hacer reír sigue siendo un misterio, yo no he conseguido analizarlo bien. Depende mucho de los actores, del tono que le den. Y además no creo en las cosas puras, ni en los dramas puros ni en las comedias puras. A mí las películas que me han interesado tienen las dos cosas. A mí, por ejemplo, las películas que más me gustan de Bergman son las últimas, en las que se volvió un poco loco... Me parece un traidor el que hace cosas muy dramáticas para que parezca una película importante y le guste a la crítica.

P ¿Nunca le ha pinchado la tentación de querer hacer algo trascendente?

R Es que todavía no sé lo que es la trascendencia. Películas mías como Tigres de papel, que se calificó como una comedia, no lo eran. Podían tener momentos de ironía, pero no me las plantee así. Incluso esta, que puede tener gags pero que no me he planteado como algo descacharrante. Cuando yo escribo un guión busco las claves dramáticas, los problemas del personaje y todo eso. Y luego al trabajar puede salir la comedia o no.

P Que Fernando Colomo, con toda su filmografía, diga aún no sabe cómo hacer reír me parece muy llamativo...

R Es verdad. Las pocas veces que he intentado hacer una comedia comedia es cuando peor me ha salido. Creo que soy un falso director de comedia.

P ¿Qué ha cambiado del Colomo de «Tigres de papel» al Colomo de «La tribu»?

R No sabría decirte... Seguro que cosas en cuanto a narrativa. Vas adquiriendo una madurez claro, paso ya de los 70... Pero sigo buscando lo más sencillo y pensando que las mejores películas son las más simples. Ves El ladrón de bicicletas o los 400 golpes y no hay trucos, es todo de verdad. O John Ford, que apenas movía la cámara y hacía unos planos impresionantes. Ese travelling del final de Centauros del desierto... Con que sencillez y con que elegancia mueve la cámara.

P ¿Viniendo de esos años 80 en los que uno podía reirse de cualquier cosa, cree que hemos ido a peor por eso que llaman los límites del humor?

R Sin duda. En cuestión de libertad de expresión estamos bajo mínimos, te pueden meter en la cárcel por cualquier cosa. Los 80 los recuerdo como el inicio de una nueva era, con un grado de libertad que ahora sería impensable.

P ¿Y las redes sociales? ¿Le da miedo que le digan si puede o no reírse de ciertas cosas?

R Ahora estamos mucho más expuestos, antes hacíamos cosas con libertad total, y ahora siempre estás pensando ´ojo, no digas esto que te van a poner de vuelta y media´. No sé, espero que esta etapa pase también.

P ¿La comedia siempre tiene que ser realista y costumbrista? ¿Por qué no hay comedia de ciencia ficción, por ejemplo?

R Seguro que la habrá. Para mí la comedia surge de una forma inconsciente. Yo cuando era cinéfilo me gustaban Antonioni, Bergman, Godard... Luego empezaron a decir que era director de comedia, y yo decía que sí porque era la forma de seguir haciendo películas.

P ¿Y «El caballero del dragón»? Aquello es como un verso suelto en su filmografía...

R Sí. Me quedé con unas deudas multimillonarias que conseguí pagar gracias a La vida alegre, que fue un éxito comercial pero con la que no gané dinero por culpa de la otra. Pero si El caballero del dragón hubiera funcionado a lo mejor yo sería ahora un director de ciencia ficción.

P ¿Y habría vuelto a trabajar con Klaus Kinski?

R Jamás, jamás. Cuando murió escribí un artículo en El País que se llamaba «Descansemos en paz» y que acababa diciendo que era un hijo de puta. Estar con él era como un grano en el culo. Nos dio el rodaje, y cuando terminó de grabar su parte y se fue, pedí champán y brindamos todos.

P «La isla bonita», su anterior película, en la que usted es protagonista, ¿sería otro verso suelto?

R No me hubiera atrevido a hacerla si no hubiera hecho En la línea del cielo. Quería hacer otra película pequeña, rodada entre cinco, pero quería hacerla sin Resines. Le dije que no podía hacer de mí, porque estaba gordo y mayor (ríe)

P Volvamos a «La Tribu». Mientras hacemos esta entrevista en toda España hay manifestaciones por los derechos de la mujer. Su película también tiene un mensaje bastante feminista.

R Sí, es una película protagonizada por gente que no tiene voz: mujeres y de cierta edad, con poco glamour. Es algo que siempre me ha gustado, dar voz a la gente que no lo tiene, que además es algo que la gente también te demanda mucho.

P Los Oscar han premiado a dos mujeres que pasan de los 40 y cuyo mérito no está en el aspecto físico. Pero tengo la impresión que si sus papeles no hubieran sido dramáticos no lo hubieran conseguido.

R Es verdad. Con una comedia no te van a dar nunca un premio ni a mejor actor ni a mejor actriz ni a nada. Con una comedia estás vetado en los Oscar, en los Goya y no te digo ya en Cannes o en festivales así. Por eso ha sido especialmente grato haber recibido ahora un premio en Montecarlo.

P El guión lo ha hecho junto a Joaquín Oristrell, con el que no lo hacía desde 2008 pese a que antes habían trabajado juntos muchas veces. ¿Cómo ha sido el reencuentro?

R No podría decir que ha sido un reencuentro porque con Joaquín he colaborado siempre. Es verdad que había veces que era como si estuviéramos casados y que después, cuando él se fue a Barcelona, se paró la colaboración un poco.

Compartir el artículo

stats