Joel Meyerowitz renunció en los años sesenta a seguir como director de arte en una agencia de publicidad en Manhanttan después de ver las fotografías de Robert Frank. Se colgó un pequeña cámara de 35 mm y empezó a retratar lo que pasaba en las calles de Nueva York. Meyerowitz, a sus 80 años, sigue siendo uno de los grandes representantes de la fotografía urbana, donde introdujo desde el principio el color, pese al uso masivo del blanco y negro.

La exposición «Hacia la luz» incluye 98 fotografías, casi todas ellas tomadas en Málaga entre 1966 y 1967, un año en el que convivió con los Escalona, una de las más conocidas familias flamencas de la Costa del Sol. Ese viaje a España, solo cuatro años después de iniciarse en la fotografía, fue decisivo para una nueva narrativa de la imagen como contexto, además de un valor sociocultural inmenso.

La presencia de Meyerowitz mañana convierte a Bombas en el centro internacional de la fotografía contemporánea.