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Entrevista

Manuel Bartual: "Para leer mis historias hay que entender que en la ficción todo está permitido"

«No sé si a Cervantes le hubiera salido un Quijote igual con un montón de ´haters´ metiéndose con él»

Manuel Bartual: "Para leer mis historias hay que entender que en la ficción todo está permitido"

Manuel Bartual (València, 1979) dio la campanada el pasado verano con una historia de misterio contada a través de Twitter con la que consiguió en un par de semanas medio millón de seguidores. Antes de aquello había sido ilustrador, dibujante de cómic y director de cine. Después de aquello, Bartual es un tío al que reconocen por la calle y que vuelve a esa difusa frontera entre el misterio y la realidad con su primera novela: «El otro Manuel»

P Su historia de internet empezaba con un «iba todo bien hasta que empezaron a suceder cosas raras». ¿Incluimos entre estas cosas raras esta novela?

R Sí, sucedieron cosas extrañas y me continuaron sucediendo, como por ejemplo que Planeta llamara a mi puerta poco después de publicar aquella historia. Lo bueno fue que lo hizo cuando yo ya tenía una idea para hacer la novela. Es una continuación, pero no de la historia en sí. Lo que he hecho es contar todo lo que sucedió en esos días y el fenómeno que fue era un germen para la novela. Así que hablo de lo que le sucedió a esa persona que se hizo famosa por un relato de Twitter, que curiosamente se llama como yo y que le vuelven a suceder cosas raras.

P ¿Qué cambia de hacer una historia improvisada a algo tan premeditado como una novela»?

R He intentando abordar la novela con el mismo espíritu que aquella historia y trasladar ese espíritu. La manera de escribir es la misma y es una novela de misterio. Y he buscado que el lector, como pasa en Twitter, esté pegado a la historia, por lo que le interpelo constantemente para que tenga la sensación de que estoy delante de él contándole la historia.

P Lo que le libra la novela es de los «haters». ¿Se imagina a Balzac o a Allan Poe recibiendo en el siglo XIX mensajes de odio conforme escribían?

R Me imagino a Cervantes escribiendo el Quijote y a uno diciéndole: «pero estos que estás contando no es verdad». No sé si le hubiera salido el libro igual con un montón de «haters» metiéndose con él. Construir una historia mientras la gente opina es delicado. Si lo manejas bien te puede servir incluso como campo de pruebas y para plantear una historia de manera interactiva, pero también tienes ahí a la gente a la que no le gusta y que suele ser la más ruidosa. Mi manera de llevar esto es entender que no hay éxito sin su cuota de gente que comenta negativamente, y que has de seguir adelante.

P Supongo no le va a ser tan fácil revolucionar la novela igual que revolucionó Twitter.

R Cuando escribo estas cosas no lo hago por revolucionar el medio ni que todo se vuelva viral. Intento contar historias adecuadas al medio que estoy utilizando, pero también intento romper algunas cosas. En este caso, por ejemplo, interpelo al lector y le invito a que se salte una parte de la novela... Es como perderle respeto a la novela a la vez que la respeto mucho.

P ¿Su historia de verano es la demostración de lo expuestos que estamos a las ´fake news´?

R Lo que más me sorprendió es que hubo gente que se creyó la historia hasta el último día. Yo pensaba que al segundo día todos iban a saber que era ficción. Sin pretenderlo, se convirtió en un experimento sociológico para entender el fenómeno de las «fake news». Si alguien es capaz de creerse algo que sólo era un entretenimiento, qué fácil es manipularnos con noticias aparentemente verdaderas.

P ¿Esta novela sería una forma de pedir perdón a la gente a la que engañó por Twitter?

R (Ríe) No sé cómo la gente que se creyó lo otro va a creerse la novela. También juego con elementos reales y ficticios, pero para leer estas historias hay que entender que son una ficción y que en la ficción todo está permitido.

P ¿Cómo le ha cambiado la vida con un éxito desmesurado como aquel?

R En lo profesional, para bien porque antes era yo el que llamaba a las puertas y ahora me llaman a mí. En lo personal me pasa algo que antes no: me reconocen por la calle, incluso en el momento más inesperado. Hace poco estaba acompañando a un familiar en una operación, y en el preoperatorio se acerca una enfermera: ¿tú eres Manuel Bartual? Lo chulo es que la gente se acerca siempre con gratitud.

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