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Toros

La nueva versión de Climent

El novillero de El Puig corta una oreja y deja buenas sensaciones tras lidiar un buen lote

El joven valenciano en un profundo derechazo. mao

La afición valenciana volvió a reunirse en su plaza para celebrar la festividad de la Virgen de los Desamparados con una novillada picada. En la memoria colectiva del Cap i Casal quedarán las corridas de toros que se organizaban para la ocasión como aquella en la que Manzanares y El Soro llegaron a las manos tras un quite o la despedida de Ricardo de Fabra. Para ser empresario de València hay que cuidar estas fechas como si fueran propias. Y cuidar es sinónimo de querer. Volver a un festejo mayor daría la seriedad y el prestigo que merece la patrona.

A Cristian Climent le ha sentado bien cambiar de aires y adoptar la senda del clasicismo para dejar de lado la «mascletà» -no puso banderillas en ningún acto, algo por lo que se le caracterizaba-. El primero de la tarde fue un gran novillo de la ganadería salmantina de Gómez de Morales, que debutaba en una plaza de primera categoría. Climent, que llevaba un año largo sin vestirse de luces, se acopló por momentos a la embestida pronta, humillada y profunda de «Lobito». El joven de El Puig demostró entrega y por el pitón izquierdo dejó dos naturales lentos y largos. Los pases de pecho tuvieron expresión. Tres descabellos arrebataron el triunfo y el astado se llevó una gran ovación en su arrastre.

En su segundo, el novillero valenciano se reafirmó con otro buen ejemplar. Climent toreó encajado y sentido, pulseando con las muñecas y acompañando con la cintura. Más reposado por el pitón derecho que por el izquierdo pero con la medida justa de la faena en la cabeza. Una estocada que tardó en hacer efecto puso una oreja en sus manos. Antes, en el saludo capotero también toreó con gusto y ganándole terreno a los medios.

Jorge Isiegas se mostró mecánico en dos faenas donde erró con el estoque y Carlos Ochoa, que pisó el ruedo con una cornada interna sufrida el pasado martes en la Feria de san Isidro, estuvo dispuesto en sus dos actos. Los novillos tampoco les ayudaron.

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