El nuevo pabellón del Valencia Basket está destinado a ser algo más que un edificio deportivo. Como otros modernos pabellones cubiertos -o «arenas», un término inspirado en la antigua roma pero popularizado en Estados Unidos-, que en los últimos lustros se han construido en Europa, las futuras instalaciones situadas a espaldas de l´Alqueria del Basket que impulsa el empresario Juan Roig podrán acoger también otro tipo de espectáculos, como esos conciertos de las «estrellas internacionales» que no suelen pasar por València, precisamente por falta de un espacio cubierto de gran capacidad y en condiciones para compaginar los eventos musicales con otros usos.

A diferencia de Madrid (donde el WiZink Center tiene un aforo de unos 17.500 asientos), Barcelona (donde el Palau Sant Jordi puede acoger a unos 18.000 espectadores sentados) o Bilbao (con un Bizkaia Arena para 15.000 espectadores), València, la tercera ciudad del Estado, carece en la actualidad de un recinto cerrado y de gran capacidad para celebrar conciertos de música popular.

Desde la década de los 80 y hasta su cierre en 1999, la función de «arena» para artistas nacionales e internacionales la ofrecía, precisamente, Arena Auditorium, con capacidad para unos 4.000 espectadores. Por allí pasaron bandas como Depeche Mode, Echo and The Bunnymen, The Psychedelic Furs, Ramones, Iggy Pop, Simple Minds, Suede o Radiohead.

Mayor aforo (6.500 espectadores) tiene el Velódromo Luis Puig, un pabellón deportivo que desde la década de los 90 hasta ahora se ha usado ocasionalmente para albergar conciertos. Entre otros, por el estadio de Benimàmet propiedad de la Fundación Deportiva Municipal, han pasado Simple Minds, Bob Dylan, Sting, The Cure, Iron Maiden, Lenny Kravitz o Leonard Cohen, que en 2009 tuvo que suspender su actuación a la media hora de su inicio al sufrir un mareo.

Pese a todo, cada vez son menos los artistas que pasan por el Luis Puig (el último fue Kase O. en noviembre de 2017), entre otras cosas porque sus naturaleza ciclista -la presencia de una pista circular para pruebas de velocidad- reduce considerablemente la capacidad para acoger público en los conciertos y fomenta la separación del escenario respecto a las gradas.

Permisos extraordinarios

Además, no hay que olvidar que para celebrar espectáculos musicales en un recinto deportivo como éste los propietarios de la instalación necesitan un permiso especial de la Generalitat que en demasiadas ocasiones no llega hasta horas antes del concierto, circunstancia que supone un riesgo muy poco atractivo para los promotores.

También la Fuente de San Luis (con capacidad para 8.500 espectadores) ha acogido conciertos desde aquel 1987 en el que actuaron Duran Duran. En los 80 pasaron por allí Supertramp, Motörhead, The Cure y Status Quo, pero ya entrado el siglo XXI el ritmo de actuaciones musicales ha descendido considerablemente y, en cualquier caso, se ha limitado a bandas nacionales. La última, Izal en enero de 2017. Tampoco un pabellón pensado para el deporte -y que, gracias precisamente al Valencia Basket, acoge partidos con regularidad durante gran parte del año- parece el lugar idóneo para atraer las giras internacionales que tantos valencianos echan de menos.

Las otras salas y auditorios de la ciudad de València apenas llegan a los 1.500 espectadores de capacidad (como es el caso del Palau de les Arts o el Palau de Congressos). La Sala José Iturbi del Palau de la Música, por su parte, tiene una capacidad de 1.790 localidades.

Así pues, la construcción del nuevo pabellón del Valencia Basket, con una capacidad para unos 15.000 espectadores y en cuya construcción sobre suelo municipal Juan Roig prevé invertir unos 150 millones de euros, puede ser el lugar ideal para cubrir esta ausencia histórica. Tal como ya indicó este periódico, la negativa del Ayuntamiento de València de venderle al empresario la parcela que iba a destinar a la Torre de la Música de la Berklee, ha llevado a que se use la fórmula de la cesión de suelo por 50 o 75 años (aspecto que ha de decidirse en los próximos días) a cambio de un canon superior al que ya abona el Valencia Basket por el alquiler del suelo de l´Alqueria, ya que el nuevo proyecto también tendrá un fin comercial.

Ya se sabe que habrá tiendas, que se celebrarán conciertos por los que se cobrará entradas y que se podrá alquilar a terceros. Además, al ser en su naturaleza un «edificio multiusos» no requiere de los permisos especiales para celebrar eventos musicales que sí necesitan el velódromo o la Fonteta.

Quizá por ello, la principal fuente de inspiración para el futuro «arena» valenciano es el Mercedes Benz Arena (antiguo O2) de Berlín, un recinto multiusos inaugurado en 2008 y que el propio Juan Roig visitó hace unos meses. Este pabellón está gestionado por la compañía norteamericana Anschutz Entertainment Group (AEG), unas siglas que ya empezaron a sonar en València como posible adjudicataria de la gestión del área terciaria del fallido Nuevo Mestalla y que incluso algunas informaciones periodísticas vincularon con un primer proyecto para construir un gran pabellón cubierto entre 2009 y 2010.

Propiedad o explotación

Además del Arena de Berlín, AEG también es propietario en Europa del Barclaycard Arena de Hamburgo (16.000 asientos) y el O2 de Londres (20.000), además de gestionar pabellones de titularidad pública o mixta como el AccorHotels Arena de París (20.300 asientos), el Ericsson Globe de Estocolmo (16.000) y el SSE Hydro de Glasgow (13.000). En Estados Unidos explota, entre otros, el AmericanAirlines Arena de Miami, el AT&T Center de San Antonio, el Barclays Center de Nueva York, el Staples Center de Los Ángeles (sede de los dos equipos de baloncesto de la ciudad, los Lakers y los Clippers) y el T-Mobile Arena de Las Vegas. También gestiona «arenas» en Argentina, Australia, China, Dubai y Uruguay. En cambio en España no opera en ningún pabellón... Al menos de momento.

Pero además de dedicarse a la explotación de pabellones -y también estadios de fútbol, teatros abiertos o cerrados, centros exclusivos de convenciones y distritos de entretenimientos de Los Angeles y Londres, donde puede llegar a celebrar hasta 250 eventos de diferente tipo al año-, AEG ha apostado decididamente por la promoción de giras internacionales de artistas, de tal forma que su rama de gestión de recintos para conciertos, y su rama de promoción de artistas pueden alimentarse mutuamente. Entre otros, AEG ha promovido giras de los Rolling Stones, Katy Perry, Bruno Mars, Enrique Iglesias, Pitbull, Bon Jovi, Taylor Swift, Ed Sheeran o Shawn Mendes.

Actualmente, la única gran competidora a nivel mundial de AEG (de hecho, factura más miles de millones de dólares que ésta) es Live Nation, otra multinacional norteamericana dedicada a diferentes vertientes del negocio de la música, entre ellos la promoción de artistas y la organización de giras, conciertos y festivales. «Más de 20.000 shows anuales para más de 2.000 artistas», presume en su web, como también presume de organizar las giras actuales de U2, Maroon 5, Harry Styles, Justine Timberlake o Pink. Como su competidora, Live Nation explota también recintos de conciertos pero, aunque es propietaria de más de 170 auditorios, salas y teatros, en Europa sólo explota siete «arenas»: en Turín (dos), Amsterdam (dos), Cardiff, Dublin y Sheffield.

«De momento en España no explotamos ningún pabellón cubierto -reconocían esta semana desde Live Nation España-, pero no descartamos que un proyecto como el que se va a hacer en València pueda interesar a la compañía».