El Museo de Bellas Artes de València exhibe hasta el próximo 29 de julio «Kleinmeister. El legado de Durero en la colección Mariano Moret», una muestra dedicada a los grabadores de la ciudad de Nuremberg que siguieron la estela de Alberto Durero a principios del siglo XVI. En total, se pueden contemplar 141 piezas, 127 de distintos artistas alemanes pertenecientes a la colección privada Mariano Moret y 14 grabados de Durero, propiedad de la Biblioteca Nacional de España. Además, la muestra incluye obras de la familia Hopfer, a quienes se les atribuye la invención de la técnica del aguafuerte, una de las predilectas de Rembrandt, Piranesi o Goya.

Esta -según señalaron ayer el director del museo, José Ignacio Casar Pinazo, y el comisario y coleccionista Mariano Moret- es la primera vez que un museo español dedica a los kleinmeister (pequeños maestros) grabadores que surgieron alrededor de la figura de Durero.

Estos pequeños maestros se caracterizan por la realización de estampas de pequeño formato, muchas casi miniaturas, que requerían una enorme pericia para su ejecución.

Entre los temas representados, señaló Moret, se encuentran desde los más elevados y canónicos como escenas bíblicas o mitológicas, hasta los más mundanos y populares, como escenas de la vida cotidiana y algunas polémicas que mostraban imágenes erótica de gran detalle.

Para acercar la exposición al gran público, el museo ha contado con la colaboración de el equipo de investigación Unit Experimental de la Universitat Politècnica de València, que ha recreado a través de realidad aumentada y virtual los talleres donde trabajaban los grabadores, así como las técnicas y procesos que seguían en sus labores.

Las piezas que se muestran en Bellas Artes, la mayoría de pequeño formato, podrán visitarse durante dos meses, aunque después deberán permanecer almacenadas durante cuatro años por motivos de conservación, explicó su propietario.

Esta exposición busca facilitar el acercamiento del público a una exposición compleja que requiere de «un importante esfuerzo contemplador» por parte del observador, que debe acercarse a la muestra con tranquilidad y realizar una «contemplación participativa», señaló Casar Pinazo.