P Después de más de 20 años, ¿el Proyecto Inestable ya es estable?
R Artísticamente, sí; económicamente, no.
P ¿Todavía no se autofinancia?
R Trabajamos con las subvenciones, que son el motor de inicio de las actividades, pero no dan el dinero para el proyecto o pagan con retraso.
P ¿Algún momento de tirar la toalla?
R Todos los días. Te levantas con las intención de defender un proyecto dinamizador y creativo, pero vivimos en la precariedad. Para que las compañías trabajen mejor deberíamos pagarles más. Te planteas si la cultura es una gran mentira.
P ¿Cómo se supera esa precariedad?
R Las salas deben ser centros de creación y dinamización. Si nos juntamos y trabajamos por el bien común, a nivel económico llegaremos a todo el sector.
P ¿Es imposible un teatro alternativo sin subvención?
R Totalmente imposible.
P ¿En Europa también?
R En España la subvención se ve como subsidiara del Estado. En Europa tiene un concepto de implicación con la ciudadanía.
P ¿Lleva bien eso de ser la voz crítica de la escena valenciana?
R Soy una de las voces críticas, y hay que criticar aquello que no nos convence.
P ¿Por ejemplo?
R La verdadera crítica a las instituciones es que no conseguimos salir del pensamiento a corto plazo, que hace que estemos más pensando en lo urgente que en lo importante.
P ¿Se ha notado el cambio institucional después de tres años?
R De sensibilidad, sí. Intentan favorecernos dentro de la burocracia que es la administración. Pero la sensibilidad no da de comer.
P Y no hay dinero.
R Las subvenciones de los Presupuestos de 2018 son más elevadas, pero no se ha convertido en dinero real. Hay muchos años bisagra, y no sabes hasta cuando vas a resistir. Somos una tienda que vende ventiladores en el Polo Norte, a nivel de ingresos. Como siempre, inestabilidad.
P El sector es unánime en la queja, pero cada uno se busca la vida.
R Claro, que vamos a hacer.
P Pero quién puede pillar, pilla.
R Siempre ha sido así, quizás por dinámicas anteriores, donde te daban a dedo, o te acercabas o no tenías nada. Es resistencia y supervivencia.
P Es un convencido de la función pública de las artes escénicas. ¿Las salas públicas son competencia?
R Todos son competencia, tanto el sector público, como privado. Con poco público, cualquier evento es competencia, desleal o positiva.
P Lo hacen gestor de Teatre del Poble Valencià. ¿Qué hace?
R Primero cambiaría el nombre. Creo y trabajo en el territorio Europa.
P Vale, ya hemos quitado el nombre.
R Un poco lo que está haciendo Roberto García, crear dinámicas con el sector. O lo que hace José Luis Pérez Pont, ver lo que se está construyendo y apoyarlo. Eso haría yo, cooperar.
P ¿Esa es la sinergia que se anunció en Rambleta?
R Juntar a siete salas y cuatro festivales, al Institut Valencià de Cultura, el Centre del Carme, y la dirección general de Patrimonio para crear dinámicas a cuatro años.
P ¿En qué se concreta?
R Todos juntos podemos más. Hay más oportunidades para las compañías y continuidad en otras salas. Es un proyecto con 24 creadores, donde van a hacer dos piezas, una en 2019 y otra en 2021. La de 2019 tendrá un espacio de residencia, estrenará aquí por ejemplo, y a los tres o cuatro meses irá a La Rambleta y luego a Teatro Círculo.
P ¿Por qué vemos espectáculos tan efímeros con una o dos representaciones?
R Porque no hay economía para continuar.
P ¿Qué cuesta producir uno en Inestable?
R El que estrenamos el 15 de junio, «Family (es)», en torno a los 50.000 euros.
P ¿Se recuperan en taquilla?
R No, nunca.
P ¿Qué cobra un actor?
R Aquí según convenio, unos 1.800 euros por espectáculo y entre 150 y 200 euros por bolo.
P Menos que un camarero en la playa.
R He estado 20 años trabajando en la hostelería y depende de camareros, y de amos.
P ¿Cómo se casan turismo y cultura?
R El turismo aquí no tiene una mirada hacia Europa.
P Cada año hay muchas nominaciones valencianas a los Max.
R Indica que se hace un buen trabajo, pero todavía no hay una identidad, que debe venir desde lo público, como marca cultural valenciana.
P ¿Ayuda la reapertura de la televisión pública?
R Va a dar liquidez a actores y a algunas productoras. El golpe de À punt en las artes escénicas debería ser la liquidez. Y que se pongan todas las instituciones de acuerdo, porque al final nos rompen a todos.
P ¿Funcionan los graneros de creación?
R Es un lugar de trabajo, de transición, de apoyo y de mediación. Ahora todo el mundo hace, pero no hay que confundirlo con la cesión de espacio. Una residencia debe tener una relación entre estructura, entorno y el creador y que esa unión sea fructífera. Es una manera moderna de trabajo orgánico con el creador
P ¿Dónde está más a gusto creando o gestionando?
R Ahora se me ve más como un gestor, y me duele, porque he nacido como creador, hace 20 años, con 25 espectáculos dirigidos. Me siento más a gusto trabajando simultáneamente las dos cosas. A un espectáculo le meto también herramientas de gestión.
P ¿Inestable cuesta dinero?
R A los socios nos cuesta dinero, mucho dinero. Sería más costoso cerrar que tener abierto, porque hemos invertido dinero. Pero con el tiempo se arreglará.