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Entrevista

Daniel Grao: "No estamos tan lejos del Medievo"

«En España sólo se hacían series pensadas para todos los públicos porque existía la extraña creencia que no había público», asegura

Daniel Grao: "No estamos tan lejos del Medievo"

Es uno de los actores del momento. Se dio a conocer en «Sin tetas no hay paraíso» (Telecinco), «Ángel o demonio» (Telecinco) o «La sonata del silencio» (La 1). Sin embargo, «La catedral del mar» (Antena 3) lo ha catapultado a ser uno de los rostros más conocidos de la ficción española. A pesar de su éxito televisivo, Grao no olvida el teatro. Se encuentra de gira con «Los universos paralelos», la obra escénica que defenderá el 2 y el 3 de junio sobre las tablas de el Teatre el Musical (TEM), donde ya estuvo con «La piel oscura».

P «Los universos paralelos» narra la desesperación de unos padres tras la muerte accidental de su hijo. Un dolor inimaginable.

R Sí. Aunque la hazaña de la obra no se encuentra en el dramatismo de su trama, si no en el humor que David Lindsay-Abaire, el autor, sabe sacar de la situación. De hecho, el dramaturgo nos pidió expresamente a los actores que intentáramos salir del drama, no potenciarlo. La historia, aunque parezca mentira, llama al humor.

P Usted interpreta a Alberto, el padre del niño fallecido. Al ser padre en la vida real, ¿le ha removido especialmente el personaje?

R Muchísimo. Dudé en hacer la obra por ese motivo. Mis hijos son muy pequeños y cuando la leí me afectó mucho. Sé cómo es este trabajo. Sabía que si aceptaba la obra me tenía que meter en esa situación de lleno, y era demasiado doloroso para mí. En cuanto acepté y comenzaron lo ensayos, el papel empezó a fluir.

P ¿Cómo ha sido trabajar con Malena Alterio, Carmen Balagué, Ángela Cremonte o Álex Postigo?

R Genial. Trabajé con Malena en «Emilia», de Claudio Tolcachir, donde hacíamos de expareja. Ahora nos toca de nuevo hacer de matrimonio. Pero, sin lugar a dudas, el gran regalo que me ha dado este proyecto ha sido Carmen Balagué. Es muy grande, como actriz y como persona.

P También interpreta a un padre en «La catedral del mar».

R Sí. Se ve que la paternidad es lo mío. (ríe)

P Usted es Bernat, un padre coraje. Es uno de los personajes que más evoluciona en la serie.

R Sí, precisamente es su hijo quien supone un punto de inflexión en su vida. Bernat es un campesino acostumbrado a claudicar, a agachar la cabeza. El nacimiento de su hijo provoca que su escala de valores comience a moverse. Su carácter cambia cuando se da cuenta de que sus actos van a determinar el futuro de su hijo. Va reaccionando hasta convertirse en un rebelde que se amotina.

P ¿Le ha cambiado su forma de ver las cosas?

R Me ha enseñado que tengo que inculcar a mis hijos la cultura de la lucha y del esfuerzo. Hay que pasar el testigo.

P No es un tema del Medievo...

R En absoluto. El contexto histórico es muy diferente. El hecho de que la trama de la serie se centre en la Edad Media aporta un valor añadido, pero se tratan temas muy universales. El amor a lo tuyos, las injusticias, la sed de libertad...

P ¿Cree que todavía tenemos sed de libertad?

R Todavía somos víctimas de los de arriba. No sé si es posible una absoluta igualdad, pero siempre hay una necesidad de evolucionar en el ser humano. No estamos tan lejos de lo que fue el Medievo si te das cuenta, sobre todo en algunos países. Por mucho que hayamos avanzado en Europa, la libertad todavía es un tema pendiente.

P Parece que la ficción española se encuentra en su mejor momento. ¿Cómo lo percibe desde dentro?

R Estamos viviendo una evolución muy positiva. Es época de cambios. Me acuerdo que hace años se empezaba a hablar de la idea de formar plataformas de pago. Estaba claro que el panorama de consumo audiovisual iba a cambiar. Al principio, se tenía mucho miedo, pero ya hemos comprobado que ha sido para bien. Antes, el trabajo que nosotros hacíamos se quedaba aquí, en España. Ahora, el mundo entero puede ver desde una página web. Netflix ha dado luz verde a ofrecer «La catedral del mar» dentro de su catálogo a partir de septiembre.

P ¿Qué consecuencias acarrea a medio plazo?

R Los países nos vamos a retroalimentar entre sí. Ya hay una gran diferencia respecto a lo que se hacía antes. Por un lado, hay el doble de producciones. Recuerdo que en 2012, el panorama era todo lo contrario. Y por otro lado, la calidad es mucho mayor. En el pasado, la separación entre series americanas y españolas era muy evidente. Nosotros sólo hacíamos series pensadas para todos los públicos porque existía la extraña creencia que no había público.

P Comparan «La catedral del car» con «Juego de tronos».

R Sí, pero no tienen nada que ver (ríe). «La catedral del car» es la primera serie española de 50 minutos que se emite en la parrilla. Esa duración es una de las exigencias de Netflix para entrar en el catálogo.

P Parece que los creadores españoles de ficción televisiva escriban la historia con el objetivo de entrar en uno de los grandes catálogos. De hecho, Alberto Rodríguez confesó que se había planteado rodar «La peste» en inglés.

R Sí. Pero todo es en favor de la ficción. España está muy bien vista desde fuera por su creatividad. Tiene producciones que han funcionado muy bien fuera («La casa de papel», Antena 3).

P ¿En qué está trabajando actualmente?

R Acabo de empezar a rodar la segunda temporada de «Gigantes», la serie de Movistar +, que dirige Enrique Urbizu. Aunque todavía no hemos estrenado la primera temporada, la plataforma está muy contenta con el resultado y ha querido seguir trabajando en la segunda entrega. Además, tengo que presentar dos películas en otoño: El árbol de la sangre, de Julio Medem; y Animales sin collar, de J. Linares.

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