Muchos, muchos años después, Keith Richards aún recordaba el olor del azahar proveniente de los naranjos valencianos junto a los que paró la primera vez que besó a Anita Pallenberg. Era la primavera de 1967, viajaban en coche, se dirigían a Marruecos y justo cuando pasaban por aquí la tontería dio paso a la pasión. Fue en su autobiografía - Vida, se llamaba- donde contaba aquel episodio romántico que cambió su vida (Anita sería su pareja sentimental durante varios años), el devenir de los Rolling Stones (Anita era hasta ese momento la novia de Brian Jones, lo que precipitó la salida de éste de la banda) y, por consiguiente, la historia del rock.

No sabemos aún si Into The Ark -una pareja de jóvenes músicos galeses que han quedado finalistas en la edición británica de La Voz en la que han tenido como «padrino» al gran Tom Jones, con quien actualmente están de gira por Estados Unidos y Canadá- acabarán siendo tan importantes para la música popular como los Rolling (podríamos sospechar algo, pero no es el momento). Pero sí sabemos que, como le ocurrió a Keith Richards, el recuerdo del olor del azahar estará siempre unido a uno de los momentos más importantes de su carrera: la grabación de su primer disco.

«Grabar el EP en un estudio residencial en las colinas y naranjos cerca de València ha sido como un sueño hecho realidad», aseguraban Dane Lloyd y Taylor Jones en una entrevista para la revista británica Parade. «Nunca antes habíamos pasado el tiempo adecuado en un estudio, trabajando con un solo productor», contaba Dane hace unas semanas, antes de iniciar la gira por Estados Unidos junto a Tom Jones, que les ha «tocado» como premio por su buena actuación en el concurso canoro.

«El objetivo era mantener nuestro sonido lo más crudo posible, y eso es lo que hizo Dani. Muchas de las canciones fueron grabadas en vivo, en la vieja escuela, a veces en una toma. Invitamos a los huéspedes a tocar, incluidos algunos bateristas españoles. ¡Fue una experiencia increíble!».

Vayamos por partes. El lugar rodeado de naranjos en el que Into The Ark grabaron su EP «Valencia» (sí, se llama así) no está en el «cap i casal» sino en Barxeta, en la Costera. Se trata de la conocida en el pueblo como «la finca de l'Advocat», una construcción al parecer del siglo XVI que un noruego llamado Kjetil Grimstad ha convertido en estudio de grabación. Por su parte, el Dani al que se refiere Dane Lloyd es el productor valenciano Daniel Castelar, con el que los galeses trabajaron durante una semana para grabar su primer disco.

«Dane y Taylor se pusieron en contacto conmigo a través de mi agencia de management en el Reino Unido, la cual compartimos», ha explicado el productor a Levante-EMV. «La idea de hacer un EP juntos surgió después de charlar sobre la dirección artística que creímos que podría beneficiar al grupo y el momento en el que los artistas se encontraban. Algo acústico y real que representará la calidad que estos dos músicos poseen».

Ojo con Castelar. Quizá aquí no sea demasiado conocido, pero entre los británicos e irlandeses se va afianzando como un productor de referencia. No en vano, y según ha contado a este diario el propietario del Studio Barxeta, Into The Ark recaló allí porque pidieron trabajar con Castelar. El predicamento del valenciano por aquellas tierras tiene mucho que ver con un músico escocés llamado Paolo Nutini al que coprodujo «Caustic love», disco que alcanzó el número 1 en las listas de ventas de Irlanda, Reino Unido, Escocia y Suiza. Parte de ese álbum se grabó en los estudios de Barxeta que ahora ha utilizado el dúo galés. «Grabarlo en Valencia fue algo premeditado ya que es donde resido actualmente -explica Dani-. Los estudios de Barxeta son un sitio ideal donde nos encanta escaparnos unos días siempre que podemos para concentrarnos en la producción musical. Es un sitio especial, casi mágico...».

En 2005 Castelar se graduó por Sound Traning Center, en Dublín, y tras trabajar primero como interno en Grouse Lodge, rápidamente fue ascendido a ingeniero jefe. Allí trabajó con Snow Patrol desde 2007, con REM en 2008, con Bloc Party, con Editors e incluso con Michael Jackson. «Estuve con él en el estudio unos 4 o 5 meses que nunca olvidaré -contaba en 2014 en una entrevista la revista La Gramola de Keith-. Anécdotas hay muchas, una en particular como por ejemplo leer un periódico juntos donde contaban que se encontraba en el sur de francia vestido de mujer, cuando estaba conmigo allí grabando. Ponían fotos y todo, para partirse de risa. Él era un tipo genial, amigable y con gran sentido del humor».