Hasta no hace mucho, para tener un buen teléfono inteligente era casi imprescindible gastarse muchos cientos de euros. Los smartphones de gama media -qué decir de los de gama baja- eran, como mínimo, manifiestamente mejorables. Problemas de almacenamientos, aplicaciones que no acababan de funcionar correctamente, lentitud en los procesos... A más de uno seguro que le suena esta situación. Y eso, en teléfonos de 200 o 300 euros provocaba que valiera más las pena comprar un teléfono de gama alta, por caro que fuera, que uno de gama media. Pero la situación ha cambiado, y mucho, en los últimos tiempos.

La gama media de la telefonía móvil se ha enriquecido. Ha ganado muchos enteros con respecto a lo que era tiempo atrás. Esto se debe principalmente a que las nuevas tecnologías que surgen al mercado, como el reconocimiento facial, llegan cada vez más pronto a este tipo de dispositivos. Evidentemente no todas las tecnologías son de la misma calidad, pero a cualquiera le habría sorprendido escuchar hace tan solo unos meses que a día de hoy se podría encontrar en el mercado un teléfono inteligente con reconocimiento facial, como el LG Q6, por tan solo 200 ?. Algo parecido pasa con las pantallas. Cada vez son de mejor calidad, con mayor resolución y de un tamaño más grande. Un gama media con una pantalla de la calidad del Huawei P20 Lite era una utopía el pasado año...

Y lo mismo ocurre en lo que al diseño se refiere. La mayoría de gamas medias que se podían adquirir hasta ahora solían ser dispositivos de plástico de muy mala calidad, lo que daba esa sensación de tener en las manos un smartphone cutre y barato. Materiales como el acero o el cristal, que antes eran casi exclusivos de móviles que superaban los 500 ?, ahora los encontramos en teléfonos que cuestan tres veces menos y que son bellísimos.

El notch, esa muesca que Apple puso de moda a finales del pasado año con su iPhone X ha llegado también a los dispositivos de la gama media. Aunque el Huawei P20 Lite y el Wiko View 2 no son los únicos, sí son dos claros ejemplos de que las tendencias en diseño en lo que a telefonía móvil se refiere no son exclusivas de los dispositivos más caros.

Es evidente que, como en casi todos los ámbitos de la vida, las tecnologías que hay en los móviles más caros no son las mismas que en gamas medias y bajas. Lo caro suele serlo por algo. Pero es igual de evidente que quienes no disponen de grandes presupuestos pueden, a día de hoy, comprar smartphones cuya calidad y potencia eran hasta hace poco un sueño inalcanzable. Y eso es bueno. Muy bueno.