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La Historieta

El cómic o el tebeo, como gusten, para mí siempre fue un arte dado que en él se emplean, es preciso recordarlo, la ilustración o dibujo. Además, y tal vez lo más importante, la exacta colocación para ser leído y, sobre todo, que la continuación de viñeta a viñeta sea factible a primera vista. Es por esto que no todos los dibujantes o ilustradores se sienten cómodos en la tarea.

Fue València la cuna del cómic, siendo apreciada por su importante caudal artístico y por acercarnos a la literatura a medida que nos dábamos cuenta de su preciado don ya que, sin darnos cuenta, el siguiente paso era ese.

A partir del año 1943, los personajes creados por la editorial valenciana se hicieron los dueños del mercado y del interés de chicos y grandes. Nadie podía competir con los personajes salidos de la editorial valenciana, un talento el de la familia Puerto, que pagaba poco según los colaboradores, tanto literarios como gráficos, que venían de toda España para lograr trabajo. Y lo lograban creando esos personajes inmortales como El Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, obra el primero del recordado Manuel Gago, hijo de un militar republicano nacido en Valladolid, mientras que el segundo personaje lo fue del no menos recordado Eduardo Vañó Pastor, nacido en Bocairent. Sentidamente los recordamos como puntales del cómic.

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