Dos testigos del Caso IVAM confirmaron ayer en el juzgado que las obras de Gerardo Rueda adquiridas por el museo durante la etapa de Consuelo Císcar como directora «son auténticas». Una declaración que deja en entredicho el argumento con el que se decidió imputar el pasado 23 de abril al heredero del escultor, José Luis Rueda, por la «venta de obras falsas al por valor de 3 millones de euros, además de promover exposiciones para revalorizar la obra del autor, fallecido en 1996».

La magistrada del Juzgado de Instrucción 21 de València, Nuria Soler adoptó esta decisión tras la petición de la Abogacía de la Generalitat y la Fiscalía Anticorrupción para considerar investigado al hijo de Gerardo Rueda por las irregularidades detectadas en la contratación de 8 obras de arte del fallecido artista por 3 millones.

Las acusaciones se basaban en las sospechas de que las obras adquiridas por el IVAM como originales de Gerardo Rueda, en realidad eran copias realizadas casi diez años después de la muerte del escultor por la Fundición Capa, bajo la dirección del heredero de Rueda y con pleno conocimiento por parte de trabajadores del IVAM de que se adquirían obras que no eran originales. Y se citaba la escultura «Gran relieve», vendida por 360.000 euros por el heredero del escultor al IVAM como «original», en realidad consta que fue donada en 2002 por el mismo José Luis Rueda al Museo Reina Sofía.

Sin embargo, las declaraciones como testigos del reputado historiador y crítico de arte, Tomás Llorens, (exdirector del IVAM, del Reina Sofía y conservador-jefe de la colección Thyssen-Bornemisza) además de un representante de la Fundación Capa ofrecieron un prisma totalmente diferente a la anterior hipótesis, según confirman a Levante-EMV fuentes conocedoras de sus declaraciones.

La idea que defendieron ambos testigos es que «no hay obras originales» sino que hay «obras auténticas». Y el valor de la autenticidad sólo lo otorga «la idea original [del artista] y los derechos de autor» que pueden estar en manos del «artista o de sus herederos». Ni siquiera «la firma» sería importante para calificar una obra de arte como auténtica o no. «A pesar de la reproducción postmortem de una maqueta, esta obra es tan auténtica como la primera». También señalaron que el precio de las obras de arte «lo marca el mercado». Al tiempo que relataban antecedentes de un escultor ruso que nunca saboreó el éxito, aunque sus herederos se enriquecieron gracias a las reproducciones de sus obras. O recordaban que el escultor parisino Auguste Rodin (1840-1971) nunca podría haber alcanzado el volumen de su extensa obra si éstas no se hubieran reproducido, explicaron.

Por ello, el hijo y heredero de Rueda, José Luis Rueda, defendió en su declaración como investigado que la venta de obras de su padre al IVAM no hubo ninguna irregularidad. La sorpresa que tenía preparada durante el interrogatorio de su abogado, Javier Vasallo, fue deslizar que la compra de la obra de Rueda por el Reina Sofía se hizo cuando lo dirigía el actual ministro de Cultura, José Guirao, al que calificó de «un experto en la obra de Rueda».

Rueda también detalló en su exposición los trámites y plazos existentes sobre las maquetas para realizar obras póstumas, que apuntaló con documentación. El intento de implicación del actual ministro en esta causa (con previsibles intenciones de citarlo a declarar) fue respondido por el Ministerio de Cultura quien aseguró que las compras de obras de Rueda por el Museo Reina Sofía durante la dirección de Guirao, no fueron «en ningún caso decisiones unilaterales» del director y «deben de pasar siempre por tres filtros», según Europa Press.