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Puro Iturralde

Recital de Jesús María Gómez

palau de la música

Música para piano de Pedro Iturralde.

El navarro Pedro Iturralde (Falces, 1929) ha sido uno de los grandes instrumentistas españoles de la segunda mitad del siglo XX. Figura ya legendaria en la historia del saxofón, instrumento que logró introducir en las salas de concierto de la oscura España de la postguerra, sigue a sus 89 años siendo el activo y versátil músico y compositor de siempre. El martes, en la Sala Rodrigo del Palau de la Música, se ha escuchado su poco conocida obra para piano en los dedos del pianista alicantino Jesús María Gómez (Callosa de Segura, 1965), quien ha puesto su cuajado virtuosismo al servicio de la obra de Iturralde. Interpretaciones de referencia, iluminadas por la escritura directa, franca, sin vericuetos y de evidente raigambre saxofonista que siempre ha distinguido el talento creativo e interpretativo del legendario instrumentista.

El saxo, el jazz, la música popular y el desparpajo y naturalidad en el uso del ritmo y la melodía son características de unos pentagramas que calan de inmediato en el oyente. Jesús María Gómez, artista de fuste formado con nombres ilustres del piano español e internacional (Ana Guijarro, Ramon Coll, Marian Ribicky o Frédéric Gevers) se ha aproximado a la obra de Iturralde, a sus manuscritos y ediciones, guiado por el veterano compositor y saxofonista. El resultado son las interpretaciones fieles y exentas de cualquier artificio o retórica escuchadas en este inesperado monográfico, que recogen ese reconocido gusto por el flamenco, el jazz, la música clásica y la étnica que impregna toda su producción.

El gusto y regusto por el patrimonio clásico español asoma en el Zorongo gitano escuchado al inicio del programa, y que es el mismo que armonizó García Lorca en su ciclo Antiguas canciones populares españolas. La misma pasión por los clásicos alienta Homenaje a Granados, donde Iturralde juega, cruza y se explaya con aires flamencos y jazzísticos en las muy conocidas Danzas españolas números 2 y 5 del compositor leridano. En El molino y el río vuelve la mirada a la Navarra de su infancia -»al molino que construyó mi abuelo junto al río del pueblo»- y recurre al uso claro y evidente -como toda su música- del zorcico y de la jota, danzas representativas de la enriquecedora dualidad del folclore navarro. En sintonía con la escritura característica del compositor, Jesús María Gómez planteó una versión fresca y de intenso aroma popular, sin descuidar la evidente claridad y precisión que distingue su pianismo.

Cerró el programa la suite Memorias, nacida cuando Iturralde contaba tan solo 18 años como evocación de las impresiones de su primera gira internacional de conciertos. Desde el inicio del primer número, Lisboa, donde como recreó Arthur Honegger en Pacific 231 en 1923, Iturralde evoca el lento pero siempre creciente avance de la «prehistórica» locomotora del Lusitania Expreso (el tren que desde 1943 cubría la ruta Madrid-Lisboa) al comienzo de su viaje a la capital portuguesa, primera escala de la gira, que luego transita por Casablanca y Argel antes del retorno a casa que cierra la suite. No faltan en esta coloreada suite viajera aires de fado, de Boogie-woogie, swing y hasta chopinianos.

Memorias fue el colofón de un recital tan cargado de interés por lo desconocido como de calidad interpretativa; en el que se impuso la frescura y esa espontaneidad tan vital y tan jazzística que siempre ha distinguido el hacer creativo e interpretativo del ya casi nonagenario Pedro Iturralde. El recital, seguido por un reducido pero entusiasmado aforo, se prorrogó fuera de programa con aires valencianos, exactamente con la Nit d´albaes, la canción popular valenciana utilizada por Salvador Giner en el poema sinfónico del mismo nombre y que también inspiró a Iturralde una personalísima recreación con ritmos y armonías propias. Vecinas al jazz, claro. ¡Puro Iturralde!

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