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Crítica de música

Carne de escenario

Cálida antesala del solsticio de verano en el Museo de Bellas Artes «San Pio V», refrescado por la templanza de jóvenes voces, curtidas en el Conservatorio Joaquín Rodrigo, dentro su Master lírico. Muy indicado juntar arias fundamentales del repertorio italiano, al lado de piezas de zarzuela, género definitorio de un especial momento socio-musical de nuestro convulso siglo XIX y el turbulento primer tercio del XX.

Los que tuvimos la ventura de asistir al concierto pudimos escuchar alguna de las voces que -no creo equivocarme- van a producirse en un futuro no muy lejano en las tablas de no pocos teatros. Desde su primera aparición quedó patente que la soprano Sara Bañeras (Barcelona, 1991) volaba con otra velocidad de crucero por instrumento, emotividad, capacidad de seducción y dotes de actriz. Su aria de Elvira asombró al auditorio que estalló en una gran ovación y bravos. Pero fue su «Glitter and be gay», de Bernstein, lo que ratifico la calidad que recientemente le ha merecido el segundo premio y premio del público, en el Concurso de Les Corts, de Barcelona.

Al igual que ella, el barítono catalán Josep Ramón Cleves está pidiendo escenario ya mismo. Con un controlado y elegante fraseo hizo un Fígaro de hermoso timbre. Seguro que con estudio aumentará su volumen. Buen gusto le sobra. La valenciana Marta Estal revalidó sus premios en Madrid y València, personificando una Violetta sobrada de medios, tanto en agilidades, volumen y expresividad, para más tarde convertirse en una deliciosa y sutil Musetta. Así lo entendió el público con sus aplausos y bravos. El tenor canario Mario Méndez lució un bonito color y suplió la timidez del aria de Falstaff volcándose con total entrega en la romanza de Leandro de La tabernera del puerto.

Por indisposición vocal no pudimos escuchar a María Kosenkova, única mezzo del grupo. La soprano italiana Valeria Saladino dijo con aplomo un aria de Mitridate, Re di Ponte defendiendo con elegancia la romanza «Noche hermosa», de Katiuska sin olvidar a la conquense María Alcalde que no llegó a cantar el anunciado «Caro nome» de Rigoletto pero cautivó con gracia y picardía en la «Canción del Arlequín». Protagonistas también desde el teclado, los pianistas Elisabete Sirante y Diego Sánchez. ¡Enhorabuena a todos!

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