Uno de los conflictos sociales más llamativos de los últimos años es el de la guerra generacional que han provocado Internet y las redes sociales. Una parte importantísima de los nacidos en el siglo XX se enfrentan a los nuevos usos comunicaciones desde el desconocimiento, la impostura o la impotencia, cuando no el rechazo frontal.

#Seguidores, el segundo largometraje del joven valenciano Iván Fernández de Córdoba -que se estrena mañana a las 11.30 horas en la Filmoteca dentro del programa de la Sección Oficial de Cinema Jove- refleja de forma extrema esta batalla representada por una pareja de «influencers» veinteañeros adictos a los «likes», y por otra pareja no demasiado mayor que ellos pero que ha decidido huir de la vida marcada por la pequeña pantalla de un teléfono móvil.

«El mundo digital ha evolucionado tantísimo que ha hecho que generaciones que están muy juntas pueden tener diferencias brutales -explicaba ayer Fernández de Córdoba a Levante-EMV-. Yo tengo 28 años y a mí esa transición me ha pillado justito, yo aún he llamado a un amigo para quedar a través de un teléfono fijo».

Sara y Erik son los «Outsiders», tal como se hacen llamar en Instagram donde miles de jóvenes siguen sus peripecias de pareja rebelde y patrocinada. Retransmiten su viaje en caravana por una zona boscosa ofreciendo imágenes de felicidad y desafío a las normas. Después, cuando cae la noche y se acuestan y ya no cuentan su vida en directo, duermen espalda contra espalda. «Lo que intentábamos mostrar es que la gente, en general, sólo cuelga las cosas positivas, la parte buena de la vida -explicaba ayer el director y guionista del film junto a Sergio Serrano-. Hay mucha menos gente que cuelga la parte negativa de la vida, que sería igual de interesante».

En un momento de la película se encuentran con Julia y Pep, un matrimonio que tras una experiencia traumática ha decidido vivir en medio del bosque y de forma lo más autosuficiente posible. «Las pelis las hago como una crítica y como una autocrítica -reconoce el cineastas-. Me veo reflejado tanto en la pareja de jóvenes como en el matrimonio autosuficiente. Tuve un tiempo en el que rechacé las redes hasta que pensé que era más inteligente aprovecharlas con control y jugar las reglas de lo que se hace ahora. Si no entras en las redes parece que eres invisible aunque no lo seas. Rechazarlas totalmente en el momento en el que estoy me parece un error».

El choque entre ambas parejas y ambos mundos es inmediato y, pese a algún intento de comprensión mutua, esta especie de retrato social acaba tomando aires de «thriller» e incluso de película de terror. «Lo que nos gustaba era hacer una película con fondo, pero darle un toque entretenido y una atmósfera. Y esa atmósfera nos parecía interesante porque ponía en contra los dos mundos: la tecnología contra lo natural. De hecho, en cuanto pasa el minuto 8, los personajes ya no salen del bosque, ya no se ve nada que se parezca mínimamente a una ciudad. Haber usado el lenguaje del thriller hace la película más interesante, parece que pasa algo pero no sabes muy bien qué es durante mucho tiempo de la película».

Pese a ese ambiente de cine clásico, Fernández de Córdoba no ha renunciado a algunos efectos que le dan a su película un toque «millenial», como cuando los mensajes que los protagonistas escriben en las redes aparecen sobreexpuestos en la pantalla, algo que ya habíamos visto en películas como Nerve. «Cinematográficamente no es lo que más me gusta, pero me pareció un error no hacerlo para presentar a estos personajes. Creo que es la forma que tienen los jóvenes de comunicarse, hacerlo de otra forma me parecía falso».

El director de #Seguidores -la primera producción valenciana que entra en la Sección Oficial de Cinema Jove en los últimos diez años- reconoce que para algunos espectadores el retrato de Sara y Erik pueda parecer ridículo, algo parecido a una parodia. «Pero más que parodiar, lo que hemos querido es reflejar que ellos de verdad creen en ese mundo, para ellos es su vida. Un espectador de 20 años entenderá mi película de forma diferente a uno de 40. Y eso creo que es muy guay porque da varias lecturas. Tengo curiosidad de cómo se va a percibir dentro de 10 años, a lo mejor ya está anticuada».