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Entrevista

Antón García:"Música y poesía son dos conceptos muy diferentes pero unificadores"

«Música solo hay una; escribir para cine es igual de complicado y maravilloso que para una ópera»

Antón García:"Música y poesía son dos conceptos muy diferentes pero unificadores"

Incombustible a sus 85 años, Antón García Abril -turolense de nacimiento- se siente muy unido a la Comunitat Valenciana, tierra de sus primeros pasos artísticos. El responsable de una de las sintonías más célebres (casi inmortal) de la televisión -«El hombre y la tierra»-, tiene en marcha cuatro proyectos. Hoy estará en la clausura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de València, en la que se interpretarán varias de sus obras, entre ellas el estreno absoluto de «Paisatge alboreal», pieza ex profeso para la ocasión con textos de Carles Salvador. Cantata para canto, cuarteto de cuerda y piano, la interpretarán el Quartet Bretón, la soprano Lucía Castelló y el pianista Alejandro Zabala. Además, la ocasión también servirá para el estreno en España de sus «Cançons de l'absència», con textos de Vicent Torres.

¿Cómo es su «Paisatge alboreal»?

Muy emocionante, espero que a los valencianos y académicos les emocione igual. He tomado un texto de Carles Salvador, un gran poeta, y he escrito un cántico sobre este paisaje descriptivo de la naturaleza de València, del amor a la huerta. Es una obra de profunda valencianidad y, obviamente, en valenciano. He trabajado con uno de los grandes cuartetos de España, el Quartet Bretón, una gran soprano valenciana -Lucía Castelló- y un gran pianista, Alejandro Zabala.

¿Por qué ha elegido textos de Carles Salvador?

Me gustó muchísimo el texto. Habla del aire, del despertar de València, de sus colores... Es un texto precioso que hace una descripción de la naturaleza de la propia tierra valenciana pero con una historia de amor preciosa. Es un poema maravilloso. Son formas de entender la vida que coinciden conmigo: la naturaleza y el amor. Cuando lo leí me quedé inmediatamente con él. Es una obra dedicada a la Academia y a València, porque fue la ciudad en la que descubrí la música y el mar.

¿Cuánto de poesía hay en la música y viceversa?

Son dos conceptos muy distintos y, al mismo tiempo, unificadores. El texto mueve, en principio, el vuelo de los compositores; y luego, cuando la música se interpreta, el texto ya se convierte en canción, cantata o cántico. Y ya viven de forma inseparable.

¿Qué le sugiere València?

Me sugiere el amor que tengo por la ciudad. Los primeros estudios cuando salí de Teruel, mis primeros pasos en la música y en la vida real fueron en València. Mi vida está muy ligada a València hasta el punto de que muchos me tomaron por compositor valenciano.

¿En qué momento se encuentra la creación musical actual?

Está en un momento muy optimista porque hay muchos compositores jóvenes que están replegando las alas para un vuelo distinto y dejar las rabiosas músicas que se hicieron durante años y que de algún modo iban en contra de la naturaleza de la propia música y de los públicos. Están haciendo música de vanguardia que no pierde la condición de belleza que debe tener siempre la música. Solo veo un problema: veo mucho talento y propuestas muy buenas, pero desgraciadamente la demanda de la sociedad no está en proporción. Esta cantera necesita apoyo y que sus obras se vayan conociendo. La música no ha terminado, siempre está empezando. Y el público debe ser educado y no alejado de los auditorios.

Hay quien lamenta que muchos gestores solo piensen en llenar auditorios sin dar a conocer nuevas obras. ¿Ha sentido eso a lo largo de su carrera?

Por descontando. Ese es uno de los grandes problemas. Los gerentes de los auditorios quieren llenarlos. Luego, los directores también quieren su éxito profesional y buscan lo más conocido a la obra que requiere un trabajo más especial. Y las obras nuevas pueden no tener el éxito de un Mozart.

¿Qué es lo que más le atrae de la composición?

La emoción. Cuando la siento, sé que pasará al segundo actor de la obra que es el intérprete y este será el comunicador al tercer actor que es el público. El gran aliado del compositor es el intérprete. Yo le llamo el misterio de la Santísima Trinidad: compositor, intérprete y público.

Usted ha compuesto para cine, televisión, además de sinfónica, ópera... ¿Realmente hay tanta diferencia entre formatos?

Música solo hay una. He escrito para cine y es igual de complicado y maravilloso que para ópera. La idea siempre es la misma. El formato solo hace que el compositor se sitúe en cada estructura.

Hablando de cine, ¿qué sería de una película sin banda sonora?

Muchas veces sería estupendo. Hay músicas que molestan a la imagen por atiborrada y fuera de contexto de la dramaturgia. Pero, en general, la música es el aliado estético de mayor emoción que tiene el cine.

Es usted el compositor de una de las sintonías más conocidas de la historia de la televisión en España, la de «El hombre y la tierra». ¿Qué recuerdos le trae esta serie?

Me trae muchos recuerdos como la gran amistad que tuve con un hombre irrepetible que fue Félix Rodríguez de la Fuente. Nunca había escrito música para fauna y flora y tuve que estudiar e investigar en mí mismo, en la psicología de los animales para adaptar el lenguaje. Fueron siete años trabajando en ella. Hay quien piensa que solo hice la sintonía pero también hice la música de todos los capítulos del programa.

¿La cabeza de un compositor se queda alguna vez en silencio?

Muchísimas veces. Es necesario. Las obras tienen que tener un tiempo para dormitar sin que el compositor esté en ellas y luego volver. Los tiempos del silencio son lo más positivo para la música.

¿Qué proyectos tiene en mente?

Como debo de ser muy joven, estoy trabajando en cuatro obras. Cojo una, la dejo, cojo otra,... Son dos cantatas, una suite de canciones para orquesta y una revisión de algunas de mis obras. No paro.

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