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Música

"Estos experimentos sirven para dignificar la música de nuestro país"

Pep «Botifarra» y Pau Chàfer ensayan con la Orquesta de València su concierto en el Palau de la Música

"Estos experimentos sirven para dignificar la música de nuestro país"

Cuando la Orquesta de València, dirigida por el maestro Octavio Mas Arocas, culmina la interpretación de uno de los arreglos, Pep Gimeno «Botifarra» mira a un músico de su «rondalla» y se señala la piel del antebrazo. «No hay palabras para describirlo -explicará una vez terminado el ensayo general de su primer concierto con orquesta sinfónica-. Ha habido un momento en el que me he olvidado hasta de la letra. Y eso que yo de normal no me pongo nervioso, me siento y a cantar y a decir cosas. Pero hoy me he quedado colapsado, de verdad».

Con «Botifarra» está el músico Pau Chàfer, de Xàtiva como él e hijo de Vicent Chàfer, fundador del grupo Sarao en el que Pep echó los dientes musicales. Pau -con el que el cantaor ha grabado un disco y ha protagonizado decenas de conciertos- le acompañará al piano en esta nueva aventura. Además, ha sido el encargado de adaptar para la Orquesta de València el repertorio «botifarresco» que se interpretará el viernes en el Palau de la Música de València y en el Gran Teatre de Xàtiva el sábado.

«La idea de este proyecto es consolidar la música tradicional valenciana, que la puedan tocar todas las orquestas y llevarlo al máximo nivel.Como sabía que es una orquesta muy poderosa y muy buena, he dificultado el repertorio, porque sé que está gente lo toca todo fantástico», relataba Chàfer sobre las diferencias entre este trabajo con otras adaptaciones como las de «Botifarra a banda».

Explica el pianista que para orquestar de esta manera la música tradicional valenciana no se ha inspirado en ningún compositor clásico, sino que sólo ha intentado «respetar la canción al máximo y añadiendo nuevas sonoridades». Ante el riesgo de que canciones como estas que salen del pueblo pierdan frescura cuando se traducen para que las interpreten los alrededor de 80 músicos de este conjunto sinfónico, Chàfer reconoce que es algo «que puede pasar muchas veces, sobre todo cuando el arreglista no conoce mucho esta tradición. Yo sí la conozco». «Muchas veces de estos experimentos salen cosas raras, que ni son folclore ni lo otro -añade-. A mí me gusta mezclar pero siempre teniendo en cuenta la esencia».

Vuelta al ensayo. «Botifarra» se saca del bolsillo del pantalón unas castañuelas como cualquier otro ser humano se sacaría un teléfono móvil. Y por encima de cuerdas, metales, percusión y piano se oye su voz: «totes les dones tenen a la panxa un albercoc...». «Bravo, bravo», dice él mismo en voz bajita cuando la orquesta para. «¿Que qué pensarían las abuelas que me enseñaron estas canciones si vieran esto? Yo creo que se volverían a morir. Cuando les pedía que me cantaran estas canciones, me reñían: ´¿Esto para qué? Esto son canciones de padecer´».

Reconoce Gimeno que tener ante él a todos esos músicos de conservatorio le provoca cierto respeto. «Pero yo creo que están contentos, que esto les gusta -añade-. La música culta ha nacido de la popular. Y esto que vamos a hacer es como devolverla de alguna manera al origen. Y sobre todo sirve para dignificarla, porque en nuestro país la música popular no ha estado dignificada. Yo cantaba ´cants de batre´ y se burlaban de mí. Pero hay cada vez más gente joven que está enamorada de esto».

Y hablando de jóvenes, «Botifarra» -que presentará en la Fira de Xàtiva su nuevo disco con junto a Ahmed Touzani- reclama el relevo de una nueva generación para «que dignifique y se recree» con la música tradicional. «Ya me he hecho mayor y hay que dar pie a la gente joven. Yo más enfangaes como esta, no. Las personas tienen que tener los pies en tierra y ponerse un tope... Me lo tengo que tomar con más calma, esto de seguir con las bodas, bautizos y comuniones, y los kilómetros de carreteras... Ya no».

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